Comarcas Atlánticas: El Valle de Ayala (Recorridos Botánicos Didácticos 2019)

Recorridos botánicos didácticos 2019 – Segunda salida

COMARCAS ATLÁNTICAS: EL VALLE DE AYALA

El 22 de septiembre de 2019 llegamos puntuales a nuestra cita de las 8 h de la mañana en el seminario para coger el autobús que nos llevaría al valle de Ayala, como parte representativa de las comarcas atlánticas alavesas, pasando también por la sierra de Badaia y el Valle de Kuartango.

1. Parada: Sierra de Badaia, Ollabarre. 
Bajamos del autobús en una parada habilitada para ello a la entrada del pueblo con nuestros cuadernillos didácticos y, siguiendo a Pello, nos dirigimos hacia un camino que sale hacia el Oeste e hicimos una primera parada bajo una gran carrasca que, al parecer, se había librado por los pelos de una tala. Es cada vez más raro contemplar árboles tan grandes en nuestros bosques juveniles, lo cual es una pena…..
Desde este punto tomamos el camino que subía y se adentraba en el bosque para encontrarnos las 3 especies de Juniperus de Álava, que conviven a escasos metros y 3 plantas de origen lauroide, como el madroño (Arbutus unedo) , el durillo (Viburnum tinus ssp. tinus) y el acebo (Ilex aquifolium).
Un poco más arriba, en un claro, pudimos observar otras especies otoñales, quizá menos conocidas, geófitos como la Scilla autumnalis, el Crocus nudiflorus o anuales como el Odontites viscosus.
Para completar el breve paseo nos fijamos en la serie del Carrascal montano, comparándola con la del Carrascal seco, que tuvimos la ocasión de observar el domingo anterior en Navaridas, en La Rioja. De esta manera, constatamos la diversidad de paisajes y bosques que se desarrollan a gracias a las diferencias climáticas de estos valles de transición, situados entre las comarcas atlánticas y zonas más meridionales de nuestro territorio. Reconocimos la penetración de un elemento mediterráneo como la coscoja (Quercus coccifera) a través de su híbrido con la carrasca y la ausencia de otros como el romero.
Desde un otero, pudimos reparar en los cambios en la vegetación que se suceden desde la propia Sierra de Badaia, donde nos encontrábamos, pasando por los cultivos y el soto del fondo del valle, hasta la Sierra de Tuyo, que teníamos enfrente, hacia el Sur.