Empezamos el recorrido por el robledal y, enseguida vimos pequeñas lepiotas, varios ejemplares de Coprinus picaceus y alguna Macrolepiota, antes inconfundible pero ahora algo mas peligrosa, ya que, como nos informó Alfonso, se puede confundir con una especie invasora muy similar y tóxica.
Llegamos hasta el castañar y subimos poco a poco hacia el hayedo, donde vimos en los tocones los raros dedos de muerto, Xylaria Polymorpha, ya observadas el año pasado.
Enseguida, el ojo experto de Antonio Ezquerro, vió el espectacular Cyathus striatus, pequeña seta pero con una forma curiosa que recuerda un nido de pájaro, huevos incluidos.
Almuerzo en buena armonía, como de costumbre y, siguiendo el camino, vimos la pequeña Arcyria denudata, diminutos plumeros rojizos de la familia Protista.
Todavía tuvimos oportunidad de ver una rana bermeja y una preciosa salamandra.
Agradecimos a Antonio Ezquerro, su compañía y enseñanzas y deseando realizar la próxima salida. Cada mochuelo a su olivo.
Vuelta para casa con la alegría por los nuevos conocimientos adquiridos los bonitos paisajes y la buena compañía.