NUESTRAS EMISIONES DE CARBONO

Estábamos pocos, pero la discusión fue animada; y luego seguimos con ella en el bar durante un buen rato. En la primera reunión hemos distinguido huella ecológica y huella de carbono. Luego, hemos escenificado nuestras propias emisiones de forma lúdica, tomando en cuenta las distintas fuentes: las de casa (sobre todo, calefacción y corriente eléctrica); las de nuestros viajes (coche, transporte público, avión y barco); las que proceden de nuestros hábitos alimenticios; y, finalmente, las resultantes de nuestras otras compras y gastos.

Entre los puntos de discusión, mencionemos dos como botón de muestra:

  • ¿Cuál de los dos da lugar a mayores emisiones?: ¿comer ternera o cordero procedente de un animal criado localmente o una lechuga traída de lejos en pleno invierno? En el primer caso es la producción de la comida animal y su digestión por rumiantes la causa de los gases de efecto invernadero (GEI); en el otro, el transporte. Buen ejemplo de la complejidad de la comparación.
  • Realmente, ¿son tan contaminantes los aviones? El problema no es sólo el CO2 emitido, sino también los otros GEI y la altura a la cual se han emitido.

En todo caso, ya están puestos los deberes: los participantes están a la búsqueda de datos detallados de sus consumos, con el objetivo de hacer una medición más precisa de las emisiones de cada uno/a.

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