Un paseo botánico por Cádiz (Canutos, Playas y Alcornocales)

Hola de nuevo a todos los amigos del IAN.

Heme aquí, un año más, para contaros las peripecias de la salida extraordinaria del Herbario a la provincia de Cádiz. En esta ocasión, la salida se realizo del 6 al 14 de febrero y el objetivo eran los canutos de Cádiz, bosques de ribera en valles estrechos y húmedos propicios para los helechos y plantas endémicas, relícticas  y asociadas a la laurisilva, últimos reductos de estas especies en el entorno mediterráneo predominante. También visitamos las playas, pinares y alcornocales del extremo sur peninsular.

El grupo lo componíamos Pello al mando y organización, José Ramón como experto fotógrafo y botánico y yo en mi papel de ayudante para todo, aprendiz y cronista.

Partimos el sábado 6 a las 5 de la madrugada y, en un pispas, pasando por Burgos, Valladolid y bajando por toda la Ruta de la Plata, llegamos a Sevilla, donde comimos y por Algeciras nos vimos en Tarifa a las 5 de la tarde; 1100 Km sin darnos cuenta.

Toma de posesión del apartamento, cena y reposo del guerrero (botánico).

PRIMERA JORNADA


El domingo 7 se levanto con lluvia fina y persistente, pero, confiando en nuestra buena estrella, fuimos hacia Los Barrios y paramos cerca del canuto del arroyo Chocolatero. Fue llegar y parar la lluvia, así que nos metimos en el canuto y en faena. Nada mas empezar, vimos el Arisarum proboscideum, original por su larga trompa; varios helechos, entre ellos la Davallia canariensis o “pata de conejo”, curiosa por su grueso rizoma que recuerda los miembros de este animal y se adhiere con firmeza a  la corteza de los árboles.

Después de muchas vueltas y revueltas, localizamos el escaso y original Psilotum nudum, el Rusco de Cádiz, Ruscus hypophyllumHedera maderensis y Bellis cordifolia. También fotografiamos la Romulea bifrons y el curioso Solanum linneanum, con frutos de 3 a 5 cm. de forma y color de pequeñas sandías y muy tóxica como otras muchas solanáceas. No pudimos hacerlo con el maravilloso y enorme Rhododendrum ponticum ssp. baeticum, que estaba empezando la floración y nos lo imaginábamos dentro de quince días explotando de color.

Volviendo hacia casa, paramos en el camino   forestal del valle de Ojén y, en los prados de la entrada al parque, vimos el Narcissus papyraceus, ya visto en la salida del año pasado, pero espectacular por sus flores blancas en racimos y su intenso olor.

Llegando a Tarifa paramos en la playa de Los Lances y, en un pinar anexo, vimos la escasa orquídea Gennaria diphylla y la Ophrys tenthredinifera ssp. tenthredinifera.

Preciosa puesta de sol, cena y partidita de cartas con buen gusto de boca (pacharán).

JORNADA DOS

Hoy, según la programación, tocaba playa.

Partimos hacia Bolonia, famosa por su playa y su duna. Caminando por un paseo elevado de madera, entre el mar a la izquierda y un pinar a la derecha, nos detuvimos a clasificar un arbolillo con flores preciosas, el Myoporum laetum, nativo de Nueva Zelanda, pero ya naturalizado en el sur peninsular. Localizamos también en la arena el Senecio gallicus y la Centaurea cf. polycantha. En el pinar florecía la Clematis cirrhosa y en los acantilados vimos el Limonium emarginatum y la Calendula suffruticosa, endemismos del estrecho, también en la costa marroquí.

Marchando hacia Zahara de los Atunes, José Ramón divisó, con su ojo de lince, la Scilla peruviana, preciosa y espectacular por su tamaño y vistosidad. Paramos a comer en una zona militar y allí mismo estaban el Iris cf. xiphium y la Stachys arvensis.

En este mismo lugar, pararon 4 o 5 vehículos y varios paisanos se repartieron por el prado con sacos y azadillas recogiendo alguna planta. Ya picados por la curiosidad, preguntamos a uno de ellos y nos comento que recogían tagarninas, que no son otra cosa que las rosetas basales tiernas de del Scolymus hispanicus, que una vez limpias de sus espinas y cocidas se consumen como verdura en muchas partes de Andalucía y Extremadura; tuvimos ocasión de probarlas más de una vez en diversas combinaciones gastronómicas locales. Vuelta a casa y descanso.

JORNADA TRES

De nuevo, día de canutos (en el buen sentido).

Llegamos a la Sierra de Saldavieja y antes de entrar al arroyo Almodóvar ya vimos la Scilla monophyllos y  la Teline monspessulana. Ya dentro del canuto vimos un precioso helecho, el Asplenium billotii y el Allium triquetrum.

Huída por el foro de reses de la que te previenen los carteles, que nos miraban como al tren y comida en Facinas, muy sabrosa y con tagarninas incluidas.

A la tarde, en plena Sierra de Ojén, nos metimos en un paisaje precioso de alcornoques y robles con espectaculares Davallia epífitas en sus horquillas y con la intención de recorrer el canuto de Risco Blanco, pero por problemas técnicos, nos metimos por otra senda, no alcanzamos el final del canuto, pero conocimos paisajes maravillosos y aprovechamos para fotografiar el Asplenium onopteris .Hay que dejar algo para futuros viajes.

JORNADA CUATRO

El jueves salió con sirimiri andaluz, pero ya José Ramón tenia localizado en los alrededores de la casa el Cynoglosum clandestinum y allí fuimos a fotografiarlo bajo la lluvia.

A continuación cruzamos la ciudad hacia el este y salimos bordeando por la playa; José Ramón decidió quedarse en la playa recogiendo conchas, ya que también es un apasionado de la malacología y vio buenos ejemplares.

Pello y yo cogimos una vereda por el P. N. del Estrecho que, en dirección hacia Algeciras, tenía a la izquierda la montaña, a la derecha el mar con vistas a Marruecos y, enfrente, Gibraltar.

El día no parecía propicio para las plantas, ya que escaseaban y el viento no paraba, pero aún así, vimos dos plantas bonitas, la Romulea clusiana y la Mandragora autumnalis.

Tras varias horas de paseo relajado y después de comer bajo un belvedere azotado por el viento y la humedad marina en Punta Guadalmesí (arroyo de las mujeres, aunque se habían ido), nos metimos hacia el interior de la Sierra de Bujeo y para las 4 estábamos en Pelayo, barrio periférico de Algeciras con tan buena fortuna que, 15 minutos después, pasaba el autobús en dirección a Tarifa.

Dia cansado, pero bonito paseo.

JORNADA CINCO

Amaneció con lluvia torrencial, pero, la intención era visitar Cádiz capital y estábamos resignados a conocer una ciudad famosa por su luminosidad bajo la lluvia, pero ,una vez más, la suerte estaba de nuestro lado, y, al llegar a Conil de la Frontera, en el pinar de Roche, paro la lluvia y todo el día tuvimos un sol espléndido.

En el pinar, un lugar precioso con acantilados de ostras petrificadas, vimos el Myrtus comunis, con su estupendo olor, el Ulex australis, Mercurialis eliptica y el Cistus ladanifer ssp. africanus (posiblemente la única o de las pocas localidades conocidas en la Península).

Una vez en Cádiz, visita a la parte antigua, catedral, teatro romano y mercado central, con abundancia de pescados en calidad y cantidad. Comida, como no con “pescaito frito”.

A la tarde, paseo por el pinar de la Algaida, cercano a la Universidad con preciosa puesta de sol y la Clematis cirrhosa en fruto.

JORNADA SEXTA

Vuelta al canuto. Hoy tocaba el arroyo de la Miel, con espectaculares vistas a Algeciras y África. A pesar de nuestros esfuerzos, no pudimos localizar los helechos citados, pero si localizamos  el Cytisus villosus y una buena cantidad de setas que José Ramón, también afamado micólogo,y  yo recogimos para un buen revuelto para cenar.

La tarde estuvo lluviosa, así que la dedicamos al turismo, compras de última hora y partida de cartas. Había que hacer el equipaje y, la marcha, junto con el clima, nos traía la melancolía.

JORNADA SEPTIMA

Salimos temprano y para las 2 ya estábamos comiendo, de nuevo tagarninas, en mi pueblo natal, Garciaz ,Cáceres. Después de comer, la intención era dar un paseo campestre, pero la intensa lluvia nos lo impidió, así que, descanso, charlas y, por mi parte, visitas a la familia y compra de miel de la zona.

JORNADA OCTAVA

Ya con la intención de volver y, antes de desayunar, nos acercamos a las afueras del pueblo  ya que José Ramón  había visto el día anterior el Cheilantes hispanica y  el Lamium bifidum  y quería ficharlos para el Herbario.

Café con porras y marcha, pero antes paramos en Conquista de la Sierra para ver el Erysimum lagascae y en los canchales de Trujillo, el Narcissus bulbocodium ssp. quintanillae.

Via de la Plata, nieve en Salamanca, comida en Valladolid y a las 5 en Vitoria.

Buen viaje.

RESUMEN

Un año más, estupendo viaje con buenos amigos (incluido el nuevo Dacia) y bellos paisajes de la geografía peninsular. El Herbario se ha enriquecido con unos 60 nuevos pliegos, entre ellos algunos notabilísimos endemismos y hemos conocido lugares magníficos que nos gustaría revisitar en otros momentos. Para los que quieran y puedan, recomendarles Tarifa, Cádiz, sus playas y parques naturales; su gastronomía y ,cómo no, mi pueblo, Garciaz  y toda su comarca natural, Las Villuercas, con sus microclimas, su fauna y su flora.

Texto:      J. P. Solís Parejo

Fotos:      J.P. Solís, J.R. López Retamero y P. Urrutia

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *