Visita a la microrreserva de mariposas de Lapoblación

Continuamos el recorrido señalado de la microrreserva y siguieron apareciendo nuevas especies: Limenitis camilla, Argynnis aglaja, Argynnis paphia, Pyronia bathseba, Maniola jurtina, Pieris brassicae, Pieris rapae, Gonepteryx cleopatra, Colias alfacariensis.

José Sebastián Estévez - Limenitis camilla
Limenitis camilla (Foto José Sebastián Estévez)
José Sebastián Estévez - Argynnis aglaja
Argynnis (Speyeria) aglaja (Foto: José Sebastián Estévez)
José Sebastián Estévez - Argynnis paphia male macho ♂
Argynnis paphia ♂ (Foto: José Sebastián Estévez)
José Sebastián Estévez - Pyronia bathseba
Pyronia bathseba (Foto: Alfonso López de Armentia)
José Sebastián Estévez - Maniola jurtina
Maniola jurtina (Foto: José Sebastián Estévez)
José Sebastián Estévez - Gonepteryx cleopatra male macho ♂
Gonepteryx cleopatra ♂ (Foto: José Sebastián Estévez)
José Sebastián Estévez - Colias alfacariensis male macho ♂
Colias alfacariensis ♂ (Foto: José Sebastián Estévez)

Empezamos a ascender al León Dormido, continuando por el itinerario delimitado por las balizas de la zona protegida, con la ilusión de poder avistar algún ejemplar de Parnassius apollo, pero no parecía estar.

Ascensión a Castillo de Lapoblación (Foto: José Sebastián Estévez)

Parnassius apollo es una mariposa grande que alcanza los diez centímetros de longitud alar, muy protegida y que, en la Península ibérica, se encuentra en las sierras y cordilleras superiores a 900 metros. Curiosamente en Álava se ha localizado por encima de los 800 metros. Es una especie que se encuentra en regresión debido al cambio climático. Por esto, tiene un gran interés y constituye un excelente bioindicador del calentamiento global. En Álava ha desaparecido de muchas de nuestras sierras y actualmente se encuentra, como en el resto de la Península, en escasas localidades.

Parnassius Apollo ♀ (Foto: Alfonso López de Armentia)

Sin perder la esperanza, continuamos ascendiendo. El camino cada vez era más inclinado y la temperatura iba subiendo a la par que lo hacíamos nosotros. El calor ya apretaba y algunos participantes decidieron no continuar. El resto seguimos ascendiendo a la cima, cuando a pocos metros de la misma vimos una hembra de Apolo a lo lejos. Nos acercamos al ejemplar por un terreno abrupto y pudimos realizar unas cuantas instantáneas de la mariposa. Contentos con ello, continuamos la marcha, conversando sobre el hallazgo, cuando divisamos otro ejemplar más. Fueron los dos únicos individuos de P. apollo que pudimos observar en toda la jornada, pero suficiente para constatar su presencia.