Amancio Salvador, socio, amigo y colaborador del IAN, se nos fue el 11 de agosto, a consecuencia de un infarto mientras andaba por el monte, probablemente buscando fotografiar algún insecto de esos que tanto le fascinaban. Lo comentábamos el lunes entre nosotros. El IAN le debe mucho a Salva. Ha sido una de las personas que se ha incorporado en esta fase de renacimiento del IAN, que nos ha acompañado a los noveles de la junta directiva y desde su pasión por fotografiar insectos a su participación con los “Avetordillos” en los extenuantes maratones ornitológicos nos ha inspirado un “buen rollo” en toda su actividad con el IAN. Esta es una de las cosas que trae el participar en asociaciones populares; además de unos cuantos quebraderos de cabeza, conoces a gente muy buena, que merece la pena.
Su marcha por sorpresa nos ha impactado a todos y todas, porque todavía tenía mucho que dar y disfrutar. Lamentaciones a un lado, conocemos lo que es la vida; sabemos de su crueldad y su belleza, así como que unos suceden a otros, dejándoles éstos su sitio. Aunque también sabemos que Salva no se ha ido del todo, porque un poco de él lo tenemos guardado dentro de nosotros.
Este breve testimonio, se ha escrito antes de que algunos compañeros y compañeras siquiera os enteréis de esta desgracia, y sin que hayáis podido mitigar el dolor con una despedida compartida. Un abrazo muy fuerte para vosotros/as también, y para toda la familia del IAN. Otro de nuevo para ti Mikel y el resto de la familia. Aurrera!
Un grupo de socios y socias
Nota: las fotos corresponden a salidas de hace un par de años. ¡En esta foto, Salva había comentado que ya no se veían los campos de amapola como antes! Ese día, para su disfrute, los volvió a encontrar.
Salva era una buena persona. ¿Se puede decir mayor elogio?