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Visita al Jardín Botánico de Olarizu

El sábado, 23 de noviembre de 2013, se organizó una visita al Banco de Germoplasma del Jardín Botánico de Olarizu.El Conservador del Jardín Botánico, Agustí Agut, nos ofreció una breve introducción histórica del proyecto en la que apuntó que la idea original de crear un jardín botánico se remonta a los años 70 del siglo pasado. Nos explicó que los primeros jardines empezaron a aparecer hace más de 4.000 años en China, Mesopotamia, Egipto y Creta, creados para el cultivo y estudio de plantas medicinales y decorativas.

Tras un detallado repaso a los otros jardines botánicos en la Península Ibérica, nos habló de la situación actual de los jardines botánicos en el siglo XXI, los retos de futuro, colecciones (planta viva, banco de germoplasma y herbario), proyectos de conservación de flora, actividades de educación ambiental, colaboración, coordinación y asesoría botánica en otros proyectos, etc.

 

Acto seguido visitamos a las instalaciones del Banco de Germoplasma y las colecciones de planta viva: Arboreto de los Bosques de Europa, Lago, Mirador, parcelas de conservación de flora amenazada y restauración de hábitats (Robledal de Olarizu, trampales y prado-juncales de las Campas de Olarizu), parcelas experimentales de cultivo de flora amenazada, etc.

Agustí puso tal pasión y elocuencia en explicarnos todos los entresijos del proyecto, la ejecución y las distintas fases que está siguiendo así como sus objetivos y proyectos, además de las dificultades que hay que ir superando, que se nos pasaron las horas, incluso la hora de comer, y metimos la cabeza hasta en los frigoríficos y semilleros en un ambiente gélido, necesario para mantener las semillas conseguidas con tanto esfuerzo y un protocolo científico.

La biblioteca, abierta al pública en horario del CEA, también está dedicada a la naturaleza y a nuestra disposición.

El lago, que se ha escavado en una zona con tendencia a inundarse, ha dado ya muchas satisfacciones; entre ellas una población de odonatos muy diversa que Josean lleva censando desde el primer año. Sin embargo, nosotros pasamos más bien frío porque el día era gélido y húmedo, pero pudimos admirar lo crecidos que están ya algunos árboles, el progreso de los arbustos, la distribución de los espacios y habitats así como la existencia de plantas curiosas, que se van aclimatando bien.

Ahora uno de los desafíos urgentes para este Jardín botánico de Olarizu es conseguir fondos para ir poniendo letreros a las numerosas plantas que ya se han instalado en él con para que todo el mundo pueda disfrutar y aprender con ellos.

A raiz de una propuesta espontanea, Agustí nos va a ayudar, con el proyecto de plantar unos robles en el sitio adecuado que el municipio nos ofrezca en honor y recuerdo de Pedro Uribe-Etxebarría y de todos los socios fallecidos del IAN para que tengamos un bosque testigo del IAN, ni del Terciario ni del Cuaternario, sino del ahora y del siglo XXI. “El arte y la vida pasarán, pero la naturaleza siempre sobrevivirá”, que decía el francés Rousseau. Lo podríamos cuidar y ver crecer, mientras nosotros crecemos con él. Sería la arboleda de Pedro para los íntimos, y el bosque del IAN para todos los demás, los que están por venir y vendrán y a los que la vida nos hará pasarles el testigo y el bosque.

      
El Instituto Alavés de la Naturaleza tiene ya 25 años y es un jardín silvestre donde han florecido todas las ciencias y la planta rara de la amistad y la colaboración. Le daremos unas semillas a Agustí para que nos las guarde en su Banco de germoplasma, semillas de Ciencia, Divulgación y Conservación, ya que los tres pilares sobre los que se asienta el IAN son los mismos que persigue este ambicioso proyecto en Olarizu. Por si las moscas.

Texto y fotos de Carolina Larrosa y Brian Webster

Paseo Pictórico Micológico

El pasado Sábado con motivo de la excursión micológica liderada por Antonio nos adentramos en los parajes lindantes al puerto de Oquina. Con la nieve recién caída el paisaje lucía otro aspecto. Los mas mirábamos arriba y alrededor; queriendo capturar cada contraste y transformación. Al acostumbrarnos a la novedad nos pusimos a ello y encontramos las setas.

Texto y fotos Maria Frias

Investigación botánica en el Tirol austriaco

Entre Agosto y Octubre de este año, hemos tenido la oportunidad de realizar una estancia de investigación en el Instituto de Botánica de la Universidad de Innsbruck, en el Tirol austriaco. El mismo se ubica junto al Jardín Botánico de la ciudad, con el que hace un estupendo tandem. Como no podía ser de otro modo, su mayor interés está centrado en la vegetación de los Alpes, aunque tiene una buena representación de otros ambientes. Su actividad se complementa con el jardín botánico alpino, situado a 2000 metros de altitud en el cercano monte Patscherkofel. Ambos jardines colaboran activamente con el Instituto de Botánica, en el que se desarrollan múltiples líneas de trabajo en relación con el estudio de las plantas.

Estas aproximaciones van desde el estudio de la fisiología de las algas que viven en la superficie de los glaciares, hasta el del funcionamiento de los árboles; pasando como no, por la descripción y catalogación de la flora alpina. Pero sin duda la actividad investigadora que más difusión pública ha dado al Instituto ha sido el estudio de todos los restos vegetales encontrados en la conocida momia Otzi, un hombre del neolítico encontrado hace casi 25 años en un glaciar situado en la frontera entre Italia y Austria. Todos sus restos arqueológicos se encuentran expuestos en la cercana ciudad italiana de Bolzano, pero la caracterización de los restos de alimento hallados,  los instrumentos y ropas que portaba, o los pólenes que tenía adheridos han sido llevados a cabo en Innsbruck.


En nuestro caso, aunque menos excitante que el estudio de Otzi, hemos investigado sobre las también sorprendentes estrategias de supervivencia que tanto líquenes como semillas desarrollan para soportar la ausencia de agua. Además, durante nuestro tiempo libre hemos podido recorrer el maravilloso entorno alpino de Innsbruck, disfrutando las primeras semanas del esplendor de su flora, que se ve enriquecida por el marcado contraste geológico que existe en un área muy pequeña. De esta manera, salir a buscar la flora calcícola o silicícola es solo cuestión de decidir si la excursión se hace al norte o al sur de a ciudad de Innsbruck. Además de las plantas, la omnipresencia de rebecos y marmotas, así como la aparición esporádica de otras delicatesen alpinas como la salamandra alpina, el lagópodo alpino o el íbice, han dado alegría a muchos de estos paseos.



Texto y fotos de Nacho Garcia