Archivo de la categoría: Herbario Digital Xabier Arizaga

Seminario del Herbario digital Xavier de Arizaga en Las Cañas, Mendavia y Cabredo.

Crónica dedicada a nuestro querido Antonio González

Inauguramos la temporada de identificación botánica para el Herbario digital con una salida el pasado 16 e abril, a la que asistimos 13 personas, cargados de lupas, cámaras y el libro de las claves, por supuesto. Salió un día precioso y comenzamos por visitar la Laguna de las Cañas, en las afueras de Logroño, donde encontramos abundante material para estar muy entretenidos nada más bajarnos del coche. Allí sudamos la gota gorda tratando de identificar especies que se nos resistían al principio pero que fueron cayendo poco a poco en el zurrón del herbario. Anduvimos por un tomillar donde el Adonis microcarpa nos dio ocasión de calentar motores a lo grande, igual que el Carex divisa, en una cubeta endorreica allí mismo. Tras identificar un Papaver hibridum, una preciosa amapola, saludamos a la Euphorbia serrata, paseamos por el tamarizal, espectacular con el Tamarix en flor, una cascada rosa y peluda tras la cual se agitaban las cañas que, seguro, dan el nombre al lugar; allí, por la cuneta y el ribazo, estaban en flor la Calendula arvensis, Cardaria draba y Scandix pecten-veneris entre muchas otras. Un triguero posado en un matorral sacó pecho y nos dio un concierto privado mientras nos dispersábamos de regreso hacia el coche examinando las muchas plantas en flor, sacábamos fotos y tomábamos notas. Todos estábamos ocupadísimos, cada uno atendiendo a sus curiosidades.

El segundo destino fue en campos de Mendavia, cerca siempre del río Ebro, donde disfrutamos mucho del soto fluvial y de la vegetación acuática. Comimos en un prado muy verde, bajo los árboles y con un concierto pajaril impresionante, ya que cantaban al unísono y por separado el ruiseñor y el ruiseñor bastardo, con gran potencia. Nos relajamos mucho, y como siempre, Antonio nos dejó probar su deliciosa tortilla y el vino blanco de Galicia. Los demás también compartieron delicias varias. Aquel lugar de maravillosa acústica era como el cielo en la tierra pero de un verde tierno, recién salido.

Rápidamente nos pusimos a trabajar y a explorar la zona por el soto fluvial, y la Celidonia mayor (Chelidonium majus) y el Arum italicum cayeron al zurrón del herbario. Vimos muchos caballos y un potrillo a orillas del Ebro, río que corría salvaje y pletórico en algunos tramos. En las zonas encharcadas y tranquilas descubrimos la Azolla filiculoides, un helecho flotante. Pello le hizo un reportaje fotográfico largo y tendido. Gracias a dios es muy hábil, porque no se cayó al río y ni siquiera hizo intención de resbalarse.

Acabamos de explorar Mendavia dando un paseo, con las huertas a un lado y el río al otro, disfrutando del calor de la ribera y de su naturaleza en flor y en fruto, para dirigirnos a nuestro último destino: Loma Colorada, en Cabredo, Navarra.

Loma Colorada nos recibió con una cuneta pletórica de Equisetum telmateia, justo antes de ascenderla. La luz matizada de la tarde nos descubrió un paisaje majestuoso. A un lado teníamos el monte de La Muela, magnífico, y al otro, La Peña del León dormido, poderoso. Ascendimos la loma, parándonos continuamente en el brezal-argomal; encontramos, entre otras muchas cosas, Potentilla montana, que fue identificada para el Herbario digital, la morada Orchis champagneuxii, Doronicum plantagineum y Arenaria montana. Vimos también al lagarto Lacerta viridis posado en un tronco, muy grande y muy verde y amarillo. En ningún lugar se estaba tan bien como allí, con la luz irresistible del atardecer y un paisaje menos humanizado que el de las huertas de Mendavia. También metimos en el zurrón a la Scilla verna y el Ulex europaeus. Habían pasado 12 horas desde que salimos a las ocho de la mañana, y llegamos a Vitoria, cansados pero contentos, como sólo se vuelve de una de estas expediciones, a la misma hora del anochecer. Todos los días deberían de ser así.

Texto y fotos: Carolina Larrosa

Datos botánicos de la salida recopilados por Pello Urrutia:

Viana (Na): Laguna de Las Cañas, 30TWN4804, 385 m.
1/ Pastos xerófilos-tomillar-espartal:
* Adonis microcarpa

2/ Cubetas endorreicas:
* Carex divisa (El famoso Scirpus…). Los Carex hay que recolectarlos en fruto!!!

3/ Cunetas, ribazos:
* Vicia pubescens
* Plantago lagopus
* Fumaria officinalis ssp. wirtgenii

Mendavia (Na): Río Ebro, 30TWN6398, 335 m.
1/ Soto fluvial
* Chelidonium majus
* Arum italicum

2/ Vegetación acuática (30TWN6596, 350 m)
* Azolla filiculoides

Cabredo (Na): Loma Colorada, 30TWN4720, 650 m.
1/ Cunetas, acequias
* Equisetum telmateia

2/ Brezal-argomal (dominio del marojal):
* Scilla verna
* Ulex europaeus
* Potentilla montana

HERBARIO DIGITAL: 2ª salida

El último domingo de mayo, y como segunda salida de este año de las del calendario del Herbario digital, nos dirigimos a la sierra de Santo Domingo en Zaragoza; éramos siete exploradores y la perra Bruna. Llegamos al pueblo medieval de Longás, pueblo del color de la tierra y abrazado por tres ríos. Está situado en la cabecera de lo que los aragoneses llaman A Bal d’Orsella. Nos habíamos levantado a las seis de la mañana y contábamos con un magnífico fotógrafo, Juan Ramón, de Manzanos; un sabio tónico, Jesús Mendibil; una gacela artista, Arán; y tres naturalistas, buenos conocedores de los hábitats, Pello, Antonio y Jaime; más esta cronista de un día largo y magnífico.

El caminito de montaña subía y subía y estuvimos siete horas subiendo, mañana y tarde, sin desfallecer. Cerca del pueblo, los linos blancos y azules estaban preciosos y el amarillo generoso de la Scorzonera hispanica y de las diferentes genistas nos entretuvo un poco.

 

 

Una vez metidos en las profundidades de la sierra, el paisaje cambió y pudimos disfrutar de gran variedad de orquídeas y de Lathyrus, entre los que identificamos el Lathyrus pannonicus, de flor color marfil, el morado L. filiformis y el difícil L. niger sub. niger en los bosques y en sus claros.

El canto y el reclamo del pinzón nos acompañaron todo el camino, especialmente cuando llegamos a la parte alta, un pinar inmenso de pino silvestre, que ya nos acompañó el resto de la jornada.

Vimos una Pyrolacea rarísima, la Moneses uniflora, que Pello nos explicó que se da en abetales y en el Pirineo. La descubrió Jaime y, como sólo había una, fue una de las estrellas más fotografiadas de la mañana. Allí cerca, en el bosque, encontramos al hermoso Sello de Salomón (Polygonatum odoratum) con sus capullos blancos inconfundibles, que también sufrió nuestros disparos.

Llegamos a un claro que consideramos nuestro techo, desde el que se divisaban los Pirineos y el Valle del Roncal. Caímos de rodillas todos a una ante una bella Cistacea y además subpirenaica, el Helianthemum nummularium sub. pyrenaicum.

Bajar nos costó menos, ya por la tarde y en dos patadas, y al llegar a Vitoria a las diez de la noche, derrengados pero felices, dijo Pello que eso era un Día. Con mayúsculas, por supuesto. Habrá otros, ya que la siguiente cita será para explorar Las Landas francesas el fin de semana del 19 y 20 de junio.

Texto y fotos: Carolina Larrosa

Ultimas salidas del Herbario digital

El último domingo de septiembre terminaron las salidas de campo del grupo que realiza el Herbario digital con una visita a la ría de Gernika con un tiempo magnífico y capitaneados por Pello Urrutia. En las marismas y arenales de San Cristóbal, en Busturia, los mosquitos picaron fuerte mientras observábamos distintos Limonium, como el binervosum y el vulgare, identificábamos juncos, y aprendíamos a distinguir la Salicornia de la Sarcoconia fructicosa. El arbusto bajo y común de la zona, Halimione portulacoides también fue admirado y aprendido, junto al Aster tripolium, la Suaeda marítima y la planta rastrera Salsola kali, que se desprende cuando se seca para rodar por los descampados como estrategia de propagación. Luego nos desplazamos al cabo Matxitxako, donde la búsqueda de la Armeria euscadiensis dió sus frutos.

Terminamos en Bakio y cerca de Armintza explorando numerosos caminos abandonados que conducían al mar, observando y fotografíando gran cantidad de plantas y descubriendo las ubicuas hierbas de la Pampa en grandes cantidades por toda la costa. Una mejor gestión del paisaje para evitar situaciones como ésta parece ser la vía correcta.

Sin duda, un broche de oro, con mar y sol, para una actividad de recogida de fotos de plantas de distintos hábitats, que se ha prolongado desde la primavera hasta el final del verano. La primera salida nos condujo a Fontecha, a orillas del río Ebro y al lago de Arreo, con grandes hallazgos de flora en su mejor momento, que ya se comentaron en su día. Le siguió una salida a tierras riojanas, a Alfaro y al Carrascal de Villarroya, este último, un lugar curioso de llanura y yesos, propio de zonas abiertas, áridas y salinas. Dirigió allí el riojano Diego.

La tercera salida nos llevó al monte Costalera desde el pueblo de Nazar, en Navarra, donde vivimos aventuras varias, especialmente un descenso memorable e inolvidable, como lo fue la jornada botánica, observando plantas que sólo se dan a más de mil metros, rodeados de algunos curiosa Centaurea lagascana, amarillas y acaules, cuando nos sentamos a comer sobre un barranco, el Aster alpinus, que es morado, la preciosa Arenaria montana y gran variedad de plantas de rocalla. En los crestones calizos aparecía la Paronychia kapela y en los pastos pedregosos fotografíamos y discutimos cantidades notables de plantas, usando las claves e identificando especies. Incluso, al fin de la jornada, Pello nos llevó a dar un paseo circular desde el pueblo de Otiñano donde aprendimos, entre otras cosas, a distinguir entre dos especies de Verbascum, que aún estaban en flor.

A caballo entre julio y agosto transcurrió la anteúltima salida, de tres días, a los Pirineos de Huesca, donde disfrutamos muchísimo y nos hizo un tiempo muy agradable, tormenta incluida cuando ya bajábamos al atardecer del segundo día el inolvidable Acherito. Nos alojamos en el albergue de Siresa, donde se comía y bebía casero y riquísimo, y estuvimos muy a gusto. Desde allí exploramos, pasando la selva de Oza y con vistas a Peña Forca, en una ascensión memorable, de casi toda la jornada, por el barranco de Acherito hasta llegar al precioso lago azul turquesa donde comimos: el Ibón de Acherito, como una gema en el barranco. Disfrutamos muchísimo por el camino, según ascendíamos, viendo cambiar la flora según ganábamos altura. El liquen geográfico nos indicó en su momento que habíamos cambiado a suelo ácido. La hierba algodonera, Eriophorum latifolium, a mitad de ladera y entre regatos, nos entretuvo mucho, con la cara pegada al suelo, así como los innumerables Iris latifolia, azules, que poblaban las alturas. La Primula farinosa, blanca, y el Hypericum ritcheri hicieron nuestras delicias también. Más arriba, sobre el Ibón, empezaron a aparecer plantas aún más raras como la Armeria pubinervis, Salix pyrenaica, el Rhododendrum ferrugineum y dos tipos de arándano al lado uno de otro: Vacinium uliginosum y mirtillus. También vimos y fotografiamos la Rosa pendulina, la Silene ciliata y el Trifolium alpinum entre otras muchas. El extraño Hinojo de oro, Meum athamanticum, lo encontramos en lo más alto, así como el cebollino común y una umbelífera muy bonita: Bupleurum angulosum. Antes de iniciar el empinado descenso apareció una gencianacea curiosa, la Swertia perennis.

La última jornada nos condujo al hayedo-abetal de la selva de Oza, primero, y luego a Aguas Tuertas. Pello nos enseñó lo que es una megaforbia, esas formaciones de grandes hierbas nutridas por el arroyo omnipresente. No nos privamos tampoco de inmortalizar la amapola amarilla de la zona, Meconopsis cambrica, que no faltó a lo largo de toda la jornada. Rematamos la faena con un dolmen de 5.000 años de antigüedad pero antes de Cristo. Eso sí: era enano. Por allí cerca, apareció, por fin, la Sempervivum arachnoideum formando curiosas almohadillas en las rocas, y la Saxifraga paniculata, que también se dejó fotografiar.

Va a ser difícil superar el buen tiempo, ambiente y disfrute de esta temporada magnífica haciendo un herbario digital, una gran gozada y un viaje fascinante por casi todas las alturas y ecosistemas a nuestros alance, que nos han revelado alguno de sus misterios.

Aún nos queda, ahora, mucho trabajo y disfrute para poner toda la información en forma de Herbario digital. En ello estamos.

Texto y fotos Carolina Larrrosa