(Crónica de una utilización interesada que produce vergüenza ajena)
El día 18 de octubre se celebró en el Centro de Interpretación de Izki unos encuentros sobre “Biodiversidad y espacio natural” enmarcados dentro de la campaña “Araba in progress” (¿es más importante porque se diga en inglés?).
Esta campaña, según anuncian es una iniciativa que promueve diálogos entre la comunidad científica, la sociedad civil y la administración en los ámbitos de cuidados y acción por el clima.
Objetivos loables “a priori”. El caso es que unos pocos días antes fui invitado a participar como ponente en dicho acto junto con Miren Onaindía, catedrática de Ecología de la UPV y Jose Antonio Galera, diputado de Medio Ambiente de la DFA. Me pidieron una foto y mi currículum e incluso se ofrecieron a brindarme transporte para acudir al acto, cosa que rechacé y me desplacé por mis propios medios.
Antes de aceptar la invitación, tenía el resquemor de que se tratase de un acto propagandístico más que de un verdadero diálogo para conocer y mejorar la realidad sobre el tema anunciado. De todas formas acepté acudir, en representación del IAN-ANI, pues era un momento oportuno para exponer una honda preocupación que nos atenaza durante ya 16 años: la situación del Herbario VIT y su importancia como motor de investigación, divulgación y gestión de temas relacionados con una parte importante de nuestro patrimonio natural: la Flora y la Vegetación.
El acto fue breve pero logré el objetivo propuesto y expuse, espero que con claridad, la situación de la generación de datos sobre la biodiversidad como proceso previo a la gestión de los mismos. La intervención fue grabada y puede verse en:
También acordé con el diputado enviarle una carta exponiéndole por escrito esta situación, cosa que hice unos días después.
Pues bien, tras acabar satisfactoriamente el acto, volví a mi domicilio. Como por la premura del tiempo y de la convocatoria no había tenido noticias de lo que significaba la campaña “Araba in Progress” hice una consulta en internet del significado y dimensión de la misma. Para mi sorpresa al consultar la sesión en la que había participado, comprobé extrañado que sólo se notificaba la intervención de 2 ponentes en el acto, excluyendo al representante del IAN-ANI.
Supuse que se trataba de una falta de actualización de la información y para subsanarlo llamé a los organizadores del acto para corregir dicha omisión. Cuál sería mi sorpresa cuando me responden que “los representantes de la sociedad civil no figuran en la crónica”. La sorpresa se convirtió en indignación ante semejante desfachatez, falta de rigor hacia la verdad y utilización de nuestra asociación.
Ante esta situación, opté por pedirles que “si no había asistido” no autorizaba a que se publicase ninguna imagen ni declaración de mi persona relativa a ese acto. Tras ese órdago, y de mala gana, aceptaron añadir en una escueta línea mi nombre y entre paréntesis (IAN).
Eso fue lo que ocurrió o al menos como lo viví. Vosotros/as os formaréis vuestra opinión.