Recordando a Pedro Uribe-Echebarria

A veces en momentos de tranquilidad, me gusta hacerle pasar por mi cabeza, a pesar del nudo que se me pone en la garganta y de las lágrimas que me salen. Me gusta recordarle porque al hacerlo de nuevo siento las emociones que sentí al encontrar aquella genista rastrera en el portillo Lerón, porque me vuelven a impactar como hace 20 años esos comentarios que me hizo sobre las gramíneas. Le veo asomado al Zadorra en Eskalmendi tomando notas y siento de nuevo la alegría del fin del proyecto de golf de Gamarra. Le veo en Izki y me veo rodeado de muchos de los que son ahora compañeros y amigos del IAN. La última vez le vi en una exposición en Elorrio y me hace recordar a Iñaki Zorrakin. Y también me veo a mí, con las claves en un prado de montaña agachado, tranquilo y absorto frente una pequeña flor.

De nuevo he llorado, pero son muy buenos momentos los que le debo; esos y los que me quedan por pasar. Gracias Pedro.

Jaime Ortiz de Urbina

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