El pasado sábado 13 de septiembre de 2025 nos acercamos a la zona de Urdaibai. El objetivo era estudiar varios afloramientos de calizas arrecifales del Cretácico Inferior, más conocidos en jerga geológica como calizas Urgonianas (hace 125-100 millones de años).
Comenzamos observando los fósiles de la Cantera de Ereño, cuya roca, denominada “Rojo Ereño” está declarada por la Unión Internacional de Ciencias Geológicas (IUGS en sus siglas en inglés) como Roca de Patrimonio Internacional. Esta cantera ha sido explotada desde la época de los romanos para extraer roca ornamental, aunque está en situación de abandono desde 1989.
Esta roca es a menudo confundida con mármol por su nombre comercial, pero hay que señalar que se trata de una caliza que ha sido teñida durante el proceso de diagénesis (proceso de transformación del sedimento en roca). Los fluidos hidrotermales que han penetrado a través de fracturas, la han enriquecido con óxidos de hierro que aportan la característica coloración de la matriz.
La cantera nos ha brindado la oportunidad de observar la comunidad faunística fósil in situ, que, como hemos dicho, eran seres formadores de arrecifes, que vivían en ambientes de mares tropicales someros durante el Cretácico Inferior. La comunidad se componía de moluscos rudistas (Orden Hippuritoida), hoy día extintos. A diferencia de otros moluscos que poseen dos valvas similares, los rudistas las tienen asimétricas y adquieren formas en algunos casos semejantes a un “cucurucho con tapa”, siendo cada parte una valva con diferente forma. El círculo blanco que se puede observar en la roca ornamental sería lo equivalente a cortar ese “cucurucho” en uno de sus planos transversales. Sin embargo, no se trata de la concha del animal en sí, sino de la huella que ha quedado tras el proceso de fosilización. Los rudistas que aparecen en esta cantera son de las familias Polyconítidos, Monopleúridos y Requiénidos así como ostreidos del género Chondrodronta sp.
A continuación, nos dirigimos a la Playa de Laga, a escasos kilómetros, y esta vez pudimos observar la comunidad arrecifal fósil en la que los corales tuvieron más protagonismo que los rudistas, pero que también estaban acompañados de moluscos bivalvos y protistas foraminíferos como las Orbitolinas gigantes.
Estos corales son del Orden Escleractinios dentro del Phylum de los Cnidarios, y podían ser masivos, de ramificación gruesa o de ramificación fina. Se caracterizaban al igual que los moluscos rudistas por crear estructuras de carbonato de calcio que iban formando paulatinamente la base del arrecife y un ecosistema muy diverso.
Por otro lado, y aunque no tiene que ver con el contenido fósil, la playa de Laga nos ofreció la oportunidad de observar otro tipo de rocas, más antiguas y de un origen totalmente distinto. Se trata de las ofitas (rocas subvolcánicas) del periodo Triásico (237-201 millones de años) que afloran en el centro de la playa. Aunque por su antigüedad deberían estar a mayor profundidad que el resto de rocas que observamos, las pudimos ver debido a que forman parte de una masa de rocas plásticas y poco densas que aprovecharon fracturas producidas por el levantamiento de los Pirineos para ascender a superficie.
En resumen, fue una salida accesible y sencilla a nivel físico, que además nos permitió charlar animadamente alrededor de un café a pie de playa, en un día con un tiempo muy agradable. En próximas ediciones, esperamos poder contar con la presencia y asesoramiento de personas que han publicado un extenso material sobre estos enclaves y su fauna fósil, como son Laura Damas-Mollá y Oscar Bonilla entre otros y en los que se ha basado esta visita.
Un saludo y un agradecimiento especial a Nahia Seijas por su colaboración en la redacción de la presente crónica, así como a las y los asistentes y colaboradoras/es en la realización de las fotografías que se adjuntan,
Ongi izan eta hurrengo batera arte,
Merche Larrea.
Fotografías de: Maite Sanz, Nahia Seijas y Pello Urrutia.