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VITORIA-GASTEIZ: ¿CAPITAL VERDE?

En el artículo ‘Reflexiones y aportaciones de un botánico rural a la capitalidad verde Europea’ nuestro socio Pello Urrutia nos hace ver que, aunque Vitoria-Gasteiz haya conseguido la Capitalidad Verde Europea este año, aún queda mucho por hacer en materia de medio ambiente en nuestra ciudad.

Desglosa sus puntos débiles: una organización municipal confusa en estas materias y una coordinación institucional contradictoria que permite la tala injustificada de un bosquete ribereño mientras en otras zonas se procede a repoblar; una expansión urbanística desproporcionada a costa de espacios naturales, que se ven reducidos paulatinamente; prácticas de gestión forestal que poco valoran el Patrimonio Natural,que no respetan la biodiversidad natural de nuestros bosques, despreciando la importancia inmensa que tienen el sotobosque, los setos y los matorrales.

Sugiere un cambio de actitud de las instituciones, para las que el término ‘limpieza forestal’ parece significar a menudo privarnos de toda esa masa forestal tan necesaria para la biodiversidad. Las tareas de ‘limpieza’ llevadas a cabo por operarios no cualificados y sin supervisión adecuada provoca demasiado frecuentemente la desaparición de esa vegetación difícilmente recuperable.

Pello hace un exhaustivo análisis para luchar desde varios frentes, para avanzar hacia un futuro más acorde con el medio ambiente. Para leer este interesante artículo,puedes acceder a él pulsando aquí.

Texto: Nick Gardner
Fotos: Pello Urrutia

Destrucción en le río de las cuevas de Hueto Abajo

A finales de octubre llegó a este pequeño río del municipio de Vitoria-Gasteiz una cuadrilla de operarios para “limpiar” el río. Es un pequeño cauce fluvial que se une al río Oca a la altura de Mártioda para verter luego sus aguas en el Zadorra a la altura de Trespuentes. Está marcado por una variación espectacular de su caudal: durante parte del año está casi seco, sólo algunas pozas lo evocan y, durante breves períodos, baja con fuerza y ruge como un potente río pirenaico.

Teóricamente iban a eliminar troncos cruzados y podar ramas que impidiesen fluir al agua en momentos de crecida. El objetivo: evitar inundaciones. Todo ello supervisado por el guarda de la zona y esporádicamente por el de la agencia del agua (URA). Eran enviados por Zona Rural del Ayuntamiento de Vitoria y el presupuesto a cargo del famoso Plan E de Zapatero.

Como las labores se realizaban cerca de casa, acudí varios días a observar el desarrollo de las mismas: el disgusto fue monumental. Además de las intervenciones en el cauce, justificadas en parte, aprovechaban para pelar largos tramos de ribera de todo tipo de árboles y arbustos. El tramo sobre el que operaban era el comprendido entre el puente de Hueto Abajo y el molino, precisamente uno de los tramos mejor conservados en cuanto a vegetación ribereña y donde todavía podía verse volar, de vez en cuando, al Martín pescador.

Ante los oídos sordos del guarda a mis objeciones y protestas, llamé a URA y al Ayuntamiento. En el primero de los casos, me manifestaron que el permiso estaba concedido para el Zayas y el río Oca y que ya habían tenido que llamarles la atención anteriormente porque pelaban demasiado las riberas. Sin embargo, los trabajos destructivos continuaron sin modificarse. En el segundo, empezó el peloteo: ni Medio Ambiente ni el CEA tienen competencia en los pueblos, de todo se encarga Zona Rural, que lo mismo arregla una farola que destroza un río. De todas formas, accedieron a hablar conmigo… al cabo de 7 días.

Los dos factores físicos fundamentales en los bosques ribereños, la sujeción de los ribazos y la proyección de sombra sobre el cauce han sido drásticamente alterados. En lo biológico, la pérdida de biodiversidad es evidente. La fragmentación del soto del río es cada vez más patente llegando a ser un canal en amplios tramos entre Mártioda y Hueto.

¿Qué ocurre en esos tramos alterados? Los ejemplos están a la vista de todos: los depósitos de fangos erosionados por las avenidas junto al efecto de la variación de iluminación del cauce hacen que, en aquellos puntos con humedad superficial, el cauce se colapse de espadañas y el efecto que se buscaba, en lugar de solucionarse, se agrava.

¿Y en qué beneficia esto a las inundaciones? ¿La vegetación ribereña es la causa de las inundaciones o es un elemento que nos beneficia ante los efectos nocivos de las mismas?

Hay que decir que en este tramo del río no hay inundaciones como tal, sino pequeños desbordamientos de cabecera de duración muy limitada. Las inundaciones suelen producirse curso abajo, cuando el río ocupa las llanuras de inundación, sobre todo en momentos de fuertes y persistentes precipitaciones frecuentemente acompañadas de deshielos rápidos en la sierra. Lo único que se logra es aumentar durante los primeros años la velocidad del agua, sus efectos dañinos erosionando las riberas y provocar que curso abajo el efecto destructor de las inundaciones sea mayor. Al cabo de unos pocos años la situación del río será peor y entonces se propondrá drenar el cauce con una pala.


Todo esto no es nuevo, sino bien conocido. ¿Por qué se hace? ¿Por qué, mientras se plantan sauces negros y saúcos en Salburúa para restaurar y exhibir un trabajo bien hecho por el CEA, en el otro extremo del municipio se destrozan las mismas especies? ¿Salburúa es un ejemplo o se utiliza como una distracción autocomplaciente en la conciencia medioambiental del municipio?

Sólo me lo puedo explicar desde un Ayuntamiento que discrimina entre Ciudad y Zona Rural y aplica criterios diferentes cuando no contrapuestos y un departamento de Zona Rural condicionado por los criterios de algunos ciudadanos rurales que no llegan a comprender la complejidad del paisaje que les rodea y por eso tienden a simplificarlo y dejarlo como un solar.

Texto y fotos: Pello Urrutia (biólogo, especialista en botánica)