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Cursillo de iniciación a los cantos de las aves

Hace 3 décadas estaba sentada en un cerro con una niña  de 5 años mirando el paisaje y un pajarillo empezó a cantar como si estuviera contándonos algo. Se me ocurrió decirle que entendía su lenguaje y emprendimos una conversación imaginaria que fui traduciendo a la pequeña… Lo que no sabía yo entonces es que en aquel lugar o en otros de mi entorno cercano, convivía con nosotros tanta diversidad de plumas y de cantos. Tardé muchos años en descubrir que no todos eran gorriones y que su lenguaje nos delataba también su singularidad.
Por tercer año, Brian y Begoña han compartido generosamente su saber en los cursos de cantos y nos han abierto los sentidos a la naturaleza: nos han enseñado a valorar la espera y el estar en silencio en medio de un parque o de un bosque, con la recompensa de descubrir que, sin verlos, podemos también saber que el pinzón vulgar está allí, columpiándose… el petirrojo, como un músico de jazz, tocando al borde del camino… un chochín entre los matorrales, pequeño pero matón, con su canto ametrallante… el mirlo y la curruca capirotada en un dueto de tenor y soprano…
Podría decirse que imaginar es un primer paso para querer aprender. Y quizá sea cierto de algún modo que hoy entiendo un poco más el lenguaje de las aves.
Gracias de corazón por enseñarnos a disfrutar de tan bellos conciertos.

Texto: Arantxa Marcos

Fotografías: Aran Marcos, Carolina Larosa y Teresa Ruiperez. 

Minimaratón Ornitológico

El domingo 7 de mayo nos reunimos un total de diez socios del IAN para llevar a cabo una salida de observación de aves en la ciudad de Vitoria y su entorno. Bautizamos a esta actividad con el nombre de maratón ornitológico porque la idea era ser capaces de detectar el mayor número de especies de aves en un tiempo determinado, pero en realidad carecía de cualquier espíritu competitivo. Se trataba simplemente de una excusa para disfrutar de una mañana observando aves, comprobar la gran diversidad de especies que viven en nuestro entorno más cercano, y aprender algunas pautas para diferenciarlas por su aspecto y por su voz.
Comenzamos la caminata a las 7:30 de la mañana en el parque de Arriaga, con una mañana espléndida, luminosa y sin pizca de viento. Un jilguero fue la primera especie que apuntamos, pero al salir del parque ya llevábamos dieciocho en la lista. Nos acercamos al Zadorra en Abetxuko y en las riberas de este río el número de especies iba aumentando sin pausa. Siguiendo río arriba por Gamarra llegamos hasta Eskalmendi, donde abandonamos las riberas del Zadorra por las del Alegría, con destino a los humedales de Salburua. A media mañana almorzamos en una sombra junto al río, sin perder la ocasión de sumar dos nuevas especies: la paloma torcaz y la curruca mosquitera, que a estas alturas elevaban la cuenta a 46.
      En la terraza del bar de Ataria nos tomamos un descanso, mientras cogíamos el telescopio que previamente habíamos dejado en un coche en el aparcamiento, para acercarnos a los observatorios de las balsas de Salburua. Dimos la vuelta a la balsa de Betoño, que sumó unas cuantas especies de aves acuáticas y montamos el telescopio en el observatorio elevado de Las Zumas, en la balsa de Arkaute, donde el zampullín común, la garceta grande y el ánsar común pusieron la cifra total en 63 especies. Por desgracia, el observatorio de Los Fresnos estaba cerrado por obras de mantenimiento, así que no pudimos terminar allí la jornada como estaba previsto y, a las dos de la tarde, pusimos punto final a la actividad.
      A pesar de este pequeño contratiempo final, la mañana fue muy productiva y nos dejó a todos muy buen sabor de boca. Con 63 especies en seis horas y media, ya tenemos una marca que batir en el futuro. Y es que a todos nos quedaron las ganas de repetir la experiencia, en Salburua o en algún otro lugar de la provincia.

Ahí va la lista total de especies observadas:

1. Acentor común

2. Agateador común

3. Aguililla calzada

4. Ánade azulón

5. Ánade friso

6. Andarríos chico

7. Ansar común

8. Arrendajo común

9. Avión común

10. Avión zapador

11. Buitre leonado

12. Carbonero común

13. Carricero común

14. Carricero tordal

15. Cernícalo vulgar

16. Cetia ruiseñor

17. Chochín

18. Cigüeña blanca

19. Cistícola buitrón

20. Cogujada común

21. Colirrojo tizón

22. Corneja

23. Curruca capirotada

24. Curruca mosquitera

25. Escribano soteño

26. Estornino negro

27. Focha común

28. Gallineta común

29. Garceta común

30. Garceta grande

31. Garcilla bueyera

32. Garza real

33. Gaviota patiamarilla

34. Golondrina común

35. Gorrión común

36. Herrerillo común

37. Jilguero

38. Lavandera blanca

39. Lavandera boyera

40. Lavandera cascadeña

41. Milano negro

42. Mirlo común

44. Mosquitero ibérico

45. Paloma doméstica

46. Paloma torcaz

47. Petirrojo

48. Pico picapinos

49. Pinzón vulgar

50. Pito real

51. Porrón europeo

52. Porrón moñudo

53. Reyezuelo listado

54. Ruiseñor común

55. Somormujo lavanco

56. Tórtola turca

57. Urraca

58. Vencejo común

59. Verdecillo

60. Verderón común

61. Zampullín común

62. Zarcero políglota

63. Zorzal común

 

Texto: Josean Gainzarain

Revisitando el Parque de Arriaga, nuevas lecciones de jardinería Urbana

 

El día seis de mayo varios socios del IAN pudimos disfrutar de una agradable mañana soleada en el Parque de Arriaga mientras aprendíamos más de sus habitantes foliosos de la mano de Gonzalo Lope Gorrotxategi.
 
 
En primer lugar quiso transmitirnos las diversas funciones y valores del arbolado urbano, algunas veces poco entendidas y apreciadas por los ciudadanos. Desde estas virtudes generales pasamos a las particulares del Parque de Arriaga, donde Gonzalo nos ha enseñado a apreciar su muy atinado diseño bajo la influencia de la jardinería paisajística inglesa, en la que árboles y relieves de suaves ondulaciones intentan, mediante su imitación del medio natural, atraer al ciudadano deseoso de desconectar del ambiente urbano.
 
Después hemos aprendido y repasado distintos conceptos botánicos relacionados con las flores y hojas para ayudarnos a distinguir, mediante distintos detalles morfológicos, géneros y especies de habitual confusión, como: entre arces y plátanos, tilos y catalpas, o las especies Laurus nobilis y Prunus laurocerasus.
 
En esta visita guiada también hemos podido conocer mejor distintas especies tanto autóctonas (Quercus robur, Acer campestre y monspessulanum, Populus alba y nigra, Fagus sylvatica, Prunus spinosa, Taxus baccata…) como alóctonas (Robinia pseudoacacia, Gleditsia triacanthos, Cercis siliquastrum, Ginkgo biloba, Sequoiadendron giganteum ysempervirens, Liriodendron tulipifera…) mientras se nos explicaba distintas curiosidades respecto a la disposición de las flores, el desarrollo de las raíces y su problemática en el entorno urbano, los crecimientos en flechado y las podas más o menos afortunadas, o ciertas rebeldías de la naturaleza por no tender hacia los injertos frustrados del jardinero.
 
En definitiva, ésta ha sido otra oportunidad para aprender más secretos de la naturaleza, esta vez en un entorno más humanizado pero no por ello menos valioso.

Texto: Mónica Ladrón de Guevara
Fotos: Félix Garaikoetxea y Teresa Ruipérez