Cursillo de iniciación a los cantos de las aves

Hace 3 décadas estaba sentada en un cerro con una niña  de 5 años mirando el paisaje y un pajarillo empezó a cantar como si estuviera contándonos algo. Se me ocurrió decirle que entendía su lenguaje y emprendimos una conversación imaginaria que fui traduciendo a la pequeña… Lo que no sabía yo entonces es que en aquel lugar o en otros de mi entorno cercano, convivía con nosotros tanta diversidad de plumas y de cantos. Tardé muchos años en descubrir que no todos eran gorriones y que su lenguaje nos delataba también su singularidad.
Por tercer año, Brian y Begoña han compartido generosamente su saber en los cursos de cantos y nos han abierto los sentidos a la naturaleza: nos han enseñado a valorar la espera y el estar en silencio en medio de un parque o de un bosque, con la recompensa de descubrir que, sin verlos, podemos también saber que el pinzón vulgar está allí, columpiándose… el petirrojo, como un músico de jazz, tocando al borde del camino… un chochín entre los matorrales, pequeño pero matón, con su canto ametrallante… el mirlo y la curruca capirotada en un dueto de tenor y soprano…
Podría decirse que imaginar es un primer paso para querer aprender. Y quizá sea cierto de algún modo que hoy entiendo un poco más el lenguaje de las aves.
Gracias de corazón por enseñarnos a disfrutar de tan bellos conciertos.

Texto: Arantxa Marcos

Fotografías: Aran Marcos, Carolina Larosa y Teresa Ruiperez.