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II Asamblea del Herbario digital Xabier de Arizaga (HDXA)

El último domingo de enero se celebró la II Asamblea de usuarios del herbario digital Xavier de Arizaga con un paseo por el bosque entre los pueblos de Barrio y Nograro, y una comida en el restaurante de Nograro. Allí estuvimos 9 personas llegadas de Álava, de Vizcaya y de Logroño, celebrando y evaluando el trabajo realizado durante el año 2012, y comentando el programa de salidas del seminario para este año 2013, programa que nos llevará mayormente a tierras burgalesas durante la primavera y el verano. De camino hacia la Sierra de Arcena, y antes del diluvio que nos esperaba por la tarde, paramos en la llanura de Miranda para inspeccionar unas balsas de regadío y sus prados circundantes, en los que proliferan plantas curiosas. En uno de ellos observamos la Ambrosia en profusión. Nos rodeaban montes por todas partes, algunos nevados, y el aire transparente del invierno, con su luz única, nos alentaba a explorar. Paramos en tres lugares diferentes en los alrededores de Miranda.

El herbario digital ha pasado de tener 1.398 pliegos en el año 2011 a 2.006 pliegos a finales del 2012. Ha aumentado también en este último año la proporción de entradas dedicadas a la flora del País Vasco, que asciende al 81,30% del total. Se comentó la mejora en la toma de fotografías, que se ha sistematizado con unas pautas que ayudarán a regularizar la calidad de las imágenes y dar mayor información al mostrar cada planta en su punto de sazón. Durante el pasado año se mejoraron entradas antiguas, consideradas pobres respecto a los nuevos criterios, y se espera seguir mejorando con nuevos pliegos las que aún esperan su turno. Hay mucho por hacer: sin prisas pero sin pausas…

Así como la satisfacción por lo logrado y los buenos planes para este año, se constató en el capítulo de problemas y dificultades la necesidad de apoyo informático tras haber perdido el que teníamos de Saregune.

El 1 de marzo se celebrará la reunión inicial con las personas que quieran participar este año en el Seminario del herbario digital. Ese día se presentará el plan de salidas, y se concretarán y repartirán las tareas. Como siempre, con la intención de disfrutar aprendiendo y, al mismo tiempo, ofrecer un lugar de encuentro para todas las personas con un interés similar por la Flora. Queremos aportar referencias sobre la biodiversidad que nos rodea para interesados de cualquier lugar del mundo.

Tras la asamblea se constató que el nivel del Herbario ha subido mucho y el número de colaboradores bastante expertos que han mostrado su interés por el seminario nos hace augurar otro año maravilloso, bien regado y florido, con sus frutos hechos pliegos consultables en el Herbario digital Xavier de Arizaga del IAN.

Texto: Carolina Larrosa
Fotografía: Jordi Gómez Felip

Pie de foto: De izda a dcha: Manuel Gurbindo, Carolina Larrosa*, Antonio González*, Pello Urrutia*, Javier Elorza**, Nick Gardner*, Javier Valencia**; (delante) Santi Patino**, José Ramón López Retamero*. (* IAN; **Sociedad de Ciencias Naturales de Sestao)

El herbario digital en Panticosa (Huesca)

El fin de semana del 7 y 8 de julio, el Herbario digital se desplazó a los Pirineos, con base en Panticosa (Huesca), donde 8 miembros del equipo, tras sendos madrugones ambos días, y doce horas de trabajo, lograron determinar y fotografiar unas cien plantas, todo un record.

La experiencia, muy intensa, comenzó el sábado en el valle de Tena, ascendiendo en telecabina a la sierra Tendenera, por las laderas del Mandilar (1.970 m.) y de allí, caminando, hasta el Ibón de Sabocos, hermosísimo. El paisaje fue en todo momento espectacular, el tiempo, agradable y el praderío, todo florido y en esta zona, con caballos.
Allí encontramos los primeros Sempervivum aracnoideum, nativos de los Pirineos, y en este momento en flor.  El suelo era ácido y granítico en su mayor parte. Estábamos en el territorio de las plantas de rocalla como las Saxifragas, y la primera de muchas especies diferentes que identificamos fue la Saxifraga paniculata, a la que le siguió la Saxifraga aizoides. Cuando llegamos al Ibón de Sabocos, a 1.940 metros de altura, encontramos la Saxifraga Moschata y también la Potentilla pyrenaica en sus pastizales subalpinos silicícolas.

Fue emocionante descubrir un Leontopodium alpinum, conocido como  Edelweiss, y muchas plantas alpinas y de los Pirineos: Lonicera pyrenaica, Trifolium alpinum, Trifolium montanum ssp. montanum, Escutellaria alpina, Vicia pyrenaica y un sin fin de plantas de estas alturas.

La llegada al Ibón de Sabocos, un lago verde y azul entre montañas, rodeado de prados en flor, fue un gran momento, y allí nos quedamos identificando nuevos grupos de plantas. La Campanula rotundifolia fue una de las últimas tras comer y sacar fotos a un paisaje hipnotizante. Sólo logramos emprender el camino de regreso cuando la hora nos obligó a correr a coger la última telecabina y bajar a Panticosa. Por el camino seguimos descubriendo más especies que fueron fotografiadas con la mejor luz de la tarde. Los dos fotógrafos oficiales apuraron hasta el último momento y cogimos todos juntos el espectacular transporte de la zona.
Escuchamos a la marmota y también la llegamos a ver y a sacarle fotos tomando el sol. Había setas Senderuela en el Ibón además de la libélula azul Enallagma cyathigerum. Las rocas del Ibón estaban tapizadas de Sempervivum, en flor, creando un tapiz irresistible, que no dejamos de admirar.

Nos alojamos en la Casa de Piedra, muy montañesa, de la localidad de Baños de Panticosa, con otros montañeros y andarines. Allí nos dieron de cenar opíparamente y tuvimos tiempo de explorar el pueblo de Baños de Panticosa, su lago y su río, un lugar lleno de agua, que baja en cascada desde lo más alto. Allí es mucho más fácil, sin duda, beber agua del río de montaña que tomar café. Así que nos dedicamos a explorar el río, sus aguas y sus plantas, prometiéndonos regresar a sus orillas con la luz del nuevo día, ya que estábamos alojados allí mismo.

Nos levantamos pronto al día siguiente y logramos trabajar otras doce horas ascendiendo la ruta del río Calderes, que forma la cascada al lado de nuestro albergue, y que prometía. Es un antiguo camino de granito, que serpentea sin alejarse mucho del río y sube a lo más alto, una experiencia increíble. La noche anterior ya habíamos localizado en su base al precioso Lilium pyrenaicum, que es el modelo de la flor de Lys. Ascendimos lentamente, debido a la cantidad de plantas que identificar y considerar, y nos encontrábamos en el dominio del Pinus sylvestris. Al final, y muchas horas después, conseguimos llegar al lugar donde ya sólo sobrevive el Pino negro, a su señorío: el del Pinus unciata, hasta el Ibón Bachimaña y sus turberas subalpinas, a 2.180 metros de altura. Allí reinaba, entre otras, la Genciana nivalis, y la G. terglovensis, con su azul irresistible, que resalta sobre los prados verdes. Todo el largo y variado camino estaba salpicado de rosales en flor. Destacaba el perfume de la Rosa pendulina y la profusión de Orquídeas, Sedum, Saxifraga y un sin fin de especies de las alturas. Comimos rápidamente de nuevo, dado el número de ellas y el trabajo por realizar.

El Aster alpinus lo encontramos en lo más alto y la lista de este día es larga, larga.

Cuando ya nos íbamos de regreso a casa, al atardecer, a 8 Km. de Panticosa, hubo que parar para fotografiar la Digitalis lutea y el Epipactis atrorubens. Costaba marcharse de aquel lugar y nos lo tomamos con calma, despidiéndonos de paisajes impresionantes y montañas tan floridas que van a engordar el Herbario rápidamente. Todo el tiempo hacíamos planes para volver y quedarnos más tiempo. Por algo será.
Texto y fotos: Carolina Larrosa 

Herbario digital en Sos del Rey Católico

El fin de semana del 8 y 9 de junio el equipo del Herbario digital, formado en esta ocasión por 10 personas, se desplazó a Sos del Rey Católico, en Zaragoza, un precioso pueblo medieval  posado en una colina donde nació Fernando el Católico, fortificado y monumental, para desde allí desplazarnos y estudiar la flora de las sierras circundantes.

El sábado, tras dejar los bártulos en el albergue, se exploró la sierra de Petilla, siguiendo la ruta del monte Selva (1159 m.). Hacía un día muy agradable, con nubes y buena temperatura, estupendo para andar y trabajar. Nos encontrábamos en la frontera con Navarra, entre las localidades de Petilla de Aragón y el monte de Baztanes. En estas soledades, con un paisaje magnífico al llegar a la cumbre y seguir la crestería calcárea poblada de grandes molinos de viento, divisamos en la distancia el pueblecito de Petilla de Aragón, cuna de Ramón y Cajal, y un castillo en ruinas, como únicos lugares edificados a la vista.

Era el dominio del quejigal y estaba repleto de especies en flor que fuimos identificando y fotografiando, en lo que se puede considerar una gran cosecha llena de colorido, belleza y exuberancia. He aquí una muestra de lo hallado en la jornada, en la que hubo muchas ocasiones para hacer unas risas y compartir conocimientos y aventuras:

– Genista hispanica ssp. hispanica
– Teucrium pyrenaicum ssp. guarensis
– Carduncellus monspeliensium
– Sideritis hirsuta
– Cirsium tuberosum
– Inula salicina

– Leucanthemum aligulatum

– Geranium sanguineum
– Arceuthobium oxycedri
– Iris graminea
– Melittis melissophyllum
– Helianthemum nummularium ssp.pyrenaicum
– Stachys heraclea
– Linum viscosum
– Ononis pusilla
– Genista teretifolia
– Tanacetum corymbosum
– Euphorbia minuta
– Cotoneaster integerrimus
– Cotoneaster nebrodensis
-Campanula speciosa
– Atropa belladonna
– Plantago sempervirens
– Acer campestre x monspessulanum
– Crucianella angustifolia

Comimos entre las dos plantas en flor que estábamos fotografiando en esos momentos, entre el amarillo de la Genista teretifolia, un endemismo del norte de España, y las preciosas margaritas del Tanacetum corymbosum, en un rincón que ya habíamos hecho nuestro.

Hubo momentos inolvidables como el descubrimiento de la Campanula speciosa;en un precipicio pedregoso de gran pendiente y bastante inaccesible para el común de los mortales. Sus flores azules y de gran tamaño se distinguían bien y las observamos con los prismáticos mientras consideramos su difícil acceso y el peligro de acercarse hasta ellas. Aunque ya dos voluntarios, ágiles como cabras, se disponían a bajar, conseguimos disuadirlos, y como por arte de birlibirloque, a los pocos pasos en nuestro camino,  apareció una mata de las bellísimas flores azules, que fueron fotografiadas repetidamente y sin peligro.

Otro momento que nos causó a algunos gran regocijo fue el encuentro en la cuneta de la Atropa belladona, en grandes matas en flor, esplendorosas. Hablamos de cómo las mujeres romanas se dilataban la pupila con ella y de su toxicidad.

Todos admiramos la cola plumosa de una gramínea, la Stipa, de la que Pello nos explicó su estrategia reproductora, asombrosa.

Regresamos a Sos cansados y contentísimos con todos los hallazgos y la cantidad de plantas identificadas, y pudimos explorar este tranquilo e interesantísimo pueblo medieval, antes y después de cenar, ya que hacía una noche magnífica. Sus cuestas son empinadísimas, y sus calles incluyen laberintos donde es un placer perderse un rato. Dormimos muy bien en el albergue, en el corazón medieval del pueblo, ya éramos los únicos huéspedes, con mucho espacio a nuestra disposición. Todo era agradable, cómodo y bonito; el trato de la gente del pueblo y del hostal, muy hospitalario. Pello hasta escogió una casa en la judería como sede del IAN, a modo de sucursal en Aragón… Nos sorprendió la tranquilidad del pueblo, su recorrido escultórico dedicado al cine, su belleza austera y minimalista, reconfortante.

El domingo nos hicimos la foto de grupo en el arco ojival de una de las puertas del recinto amurallado de Sos, que algunos abandonamos con pena, y fuimos a Luesia, en la misma sierra, a la cascajera del río Arba, seca y dura para los pies, donde identificamos las siguientes plantas:

– Aegilops triuncialis
– Aegilops geniculata
– Dactylorhiza maculata
– Ononis natrix ssp. natrix
– Medicago lupulina
– Antirrhinum majus
– Echinospartium horridum
– Scorzonera hirsuta
– Euphorbia nicaeensis
– Argyrolobium zanonii

El campo zumbaba de insectos y de perfumes mediterráneos. Los pájaros cantaban sin descanso y las rapaces nos sobrevolaban.

Allí cerca y ya de regreso por la tarde paramos en Uncastillo, otro pueblo medieval, a tomar algo y despedirnos de la comarca de las Cinco Villas, en cuyas soledades fuimos felices, sin duda, trabajando en equipo, en libertad y al aire libre, al final de la primavera.

Texto y fotos plantas: Carolina Larrosa
Foto grupo: Pello Urrutia