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DIA DE LAS AVES, CON EL PICO MEDIANO EN EL BOSQUE DE IZKI

DÍA DE LAS AVES, CON EL PICO MEDIANO EN EL BOSQUE DE IZKI

Si las cuentas no fallan, ya son más de una veintena los años en que, ininterrumpidamente, el Instituto Alavés de la Naturaleza organiza una actividad divulgativa durante el primer fin de semana de octubre, en el marco del Día de las Aves, una iniciativa de alcance mundial promovida por BirdLife International. Echando la vista atrás, hemos impartido charlas, montado puestos informativos, programado cursillos y guiado excursiones a lugares de interés ornitológico. Siempre desde la cortedad de medios y la modestia que caracteriza nuestros planteamientos, suplidas ambas con entusiasmo, dedicación y camaradería.

Pues bien, el pasado 3 de octubre nos reunimos 17 personas con el afán confesable de visitar la morada de una de las aves más emblemáticas de la fauna alavesa, el pico mediano Dendrocoposmedius (o como proponen las taxonomías más vanguardistas, Leiopicusmedius). No hay hipérbole en la valoración: la población de esta especie en Álava es, casi con seguridad, una de las más densas de la Península Ibérica. Y su principal santuario es Izki, ese milagro boscoso sobre arenas, salvado de la roturación secular que laminó el resto de los robledales de llanura ibéricos. El marojo, el tocorno, el rebollo, el almez, el Quercuspyrenaica –cien nombres para un mismo árbol- es el ladrillo sobre el que se construye el edificio de este bosque, que no por extenso ha dejado de ser explotado desde tiempos remotos, para la extracción de leñas y el pastoreo del ganado. Las huellas de tales aprovechamientos son visibles hoy en las vastas superficies con estructuras inmaduras, pies juveniles, coetáneos, creciendo en alta densidad y escasos robles de porte verdaderamente admirable.

Afortunadamente, en Izki también quedan parches de bosque que nos trasladan a un hábitat menos intervenido, con árboles de edades variadas que incluyen ejemplares gruesos, copas que se expanden una vez ganados los estratos superiores donde la luz deja de ser limitante, madera muerta y diversidad de nichos. Aquí se encuentra el óptimo del pico mediano, descrito como tal en los estudios desarrollados en estos años en el marco del proyecto LIFE+ Pro-Izki. Y aquí le buscamos durante nuestra visita, atentos a los movimientos de las avecillas en el dosel. Fuera de la época de reproducción, los pájaros forestales tienden a formar bandas multiespecíficas, con las que recorren el bosque a la búsqueda de recursos alimenticios, que no se distribuyen homogéneamente. Los pícidos acompañan en ocasiones a estas agrupaciones de intereses, que se manifiestan más por sus voces que por sus fugaces apariciones entre el claroscuro de ramas y hojas, allá en lo alto. La observación de aves forestales requiere paciencia, oído y cervicales en buena forma.

El pico mediano es un fanático explorador de las superficies rugosas de los robles, y no en vano se le considera un especialista de las forestas de Quercus caducifolios o marcescentes. Su pico es menos potente que el de otros pájaros carpinteros, y prefiere capturar insectos y arácnidos cortecícolas antes que extraer larvas de coleópteros atrincheradas en el interior de sus fortalezas de roble.  En Rumanía, tierra de extensas y profundas selvas, el pico mediano es conocido por el apelativo de “doctor del bosque”.

Izki alberga todas las especies de pícidos ibéricos –con la salvedad del pirenaico dorsiblanco-, rasgo del que no pueden presumir muchos otros parques naturales. En Urturi, al final de nuestro paseo por el interior de Izki, los árboles ceden paso a los cultivos. El límite es brusco, y a medida que nos alejamos de él se comprende mejor porqué Félix Rodríguez de la Fuente llamó “prisioneros del bosque” a los pájaros carpinteros y al resto de especies que dependen enteramente de los hábitats forestales. Imagino a los picos medianos atisbando un horizonte de espacios abiertos desde la última línea de árboles, y regresando presurosos hacia el mundo boscoso que los refugia.

Texto y foto: José María Fernández García

Los colores de los líquenes

En esta la última charla programada en Ataria con motivo del 25º aniversario del IAN, nuestra socia, Beatriz Fernández Marín, nos acercó al mundo fascinante de los líquenes. A pesar de la lluvia y el frio, acudieron a la cita más de 20 personas, todo un éxito.

En la primera parte de su intervención Bea nos explicó que los líquenes son unos seres enigmáticos, formados por un hongo y un alga microscópica, que se desarrollan en una relación simbiótica que modifica su morfología, fisiología y bioquímica. Debido a su peculiar estrategia de vida y a su pequeño tamaño, pasan a veces desapercibidos. Sin embargo, están intrínsecamente presentes en nuestro entorno (incluyendo el urbano) e incluso en nuestra vida cotidiana (en forma de cosméticos y otros productos). Se estima que el 6% de la superficie terrestre de nuestro planeta está ocupada por líquenes.

Además de desempeñar papeles ecológicos imprescindibles en su medio natural, los líquenes representan una herramienta muy útil en el estudio de la contaminación atmosférica, representan una fuente de recursos aún sin explorar y nos hablan del grado de salud ambiental del lugar en el que se desarrollan.


A continuación, abrimos los paraguas para realizar una breve salida por Salburua con el objeto de recoger unas muestras de los líquenes presentes en el entorno.

En la tercera y última parte de la presentación, se examinó la morfología de algunas especies remarcables de macrolíquenes de Álava y, con la ayuda de diversas guías de campo, se identificaron algunas de las más sencillas


Se extrajeron sustancias liquénicas con disolventes orgánicos y se observó su microcristalización al microscopio. Se emplearon test químicos sencillos utilizados en quimiotaxonomía y se observaron las propiedades fluorescentes de algunas sustancias liquénicas mediante iluminación de los especímenes con luz ultravioleta.

Finalmente, se evaluó la capacidad de los líquenes para sobrevivir en estado deshidratado mediante medidas de fluorescencia de la clorofila durante su rehidratación.

Textos y fotos Bea Fernández y Brian Webster
Como novedad, ahora puedes ver más fotos de la actividad en: http://www.flickr.com/photos/118485008@N08/sets/72157641373985594/

Visita al Jardín Botánico de Olarizu

El sábado, 23 de noviembre de 2013, se organizó una visita al Banco de Germoplasma del Jardín Botánico de Olarizu.El Conservador del Jardín Botánico, Agustí Agut, nos ofreció una breve introducción histórica del proyecto en la que apuntó que la idea original de crear un jardín botánico se remonta a los años 70 del siglo pasado. Nos explicó que los primeros jardines empezaron a aparecer hace más de 4.000 años en China, Mesopotamia, Egipto y Creta, creados para el cultivo y estudio de plantas medicinales y decorativas.

Tras un detallado repaso a los otros jardines botánicos en la Península Ibérica, nos habló de la situación actual de los jardines botánicos en el siglo XXI, los retos de futuro, colecciones (planta viva, banco de germoplasma y herbario), proyectos de conservación de flora, actividades de educación ambiental, colaboración, coordinación y asesoría botánica en otros proyectos, etc.

 

Acto seguido visitamos a las instalaciones del Banco de Germoplasma y las colecciones de planta viva: Arboreto de los Bosques de Europa, Lago, Mirador, parcelas de conservación de flora amenazada y restauración de hábitats (Robledal de Olarizu, trampales y prado-juncales de las Campas de Olarizu), parcelas experimentales de cultivo de flora amenazada, etc.

Agustí puso tal pasión y elocuencia en explicarnos todos los entresijos del proyecto, la ejecución y las distintas fases que está siguiendo así como sus objetivos y proyectos, además de las dificultades que hay que ir superando, que se nos pasaron las horas, incluso la hora de comer, y metimos la cabeza hasta en los frigoríficos y semilleros en un ambiente gélido, necesario para mantener las semillas conseguidas con tanto esfuerzo y un protocolo científico.

La biblioteca, abierta al pública en horario del CEA, también está dedicada a la naturaleza y a nuestra disposición.

El lago, que se ha escavado en una zona con tendencia a inundarse, ha dado ya muchas satisfacciones; entre ellas una población de odonatos muy diversa que Josean lleva censando desde el primer año. Sin embargo, nosotros pasamos más bien frío porque el día era gélido y húmedo, pero pudimos admirar lo crecidos que están ya algunos árboles, el progreso de los arbustos, la distribución de los espacios y habitats así como la existencia de plantas curiosas, que se van aclimatando bien.

Ahora uno de los desafíos urgentes para este Jardín botánico de Olarizu es conseguir fondos para ir poniendo letreros a las numerosas plantas que ya se han instalado en él con para que todo el mundo pueda disfrutar y aprender con ellos.

A raiz de una propuesta espontanea, Agustí nos va a ayudar, con el proyecto de plantar unos robles en el sitio adecuado que el municipio nos ofrezca en honor y recuerdo de Pedro Uribe-Etxebarría y de todos los socios fallecidos del IAN para que tengamos un bosque testigo del IAN, ni del Terciario ni del Cuaternario, sino del ahora y del siglo XXI. “El arte y la vida pasarán, pero la naturaleza siempre sobrevivirá”, que decía el francés Rousseau. Lo podríamos cuidar y ver crecer, mientras nosotros crecemos con él. Sería la arboleda de Pedro para los íntimos, y el bosque del IAN para todos los demás, los que están por venir y vendrán y a los que la vida nos hará pasarles el testigo y el bosque.

      
El Instituto Alavés de la Naturaleza tiene ya 25 años y es un jardín silvestre donde han florecido todas las ciencias y la planta rara de la amistad y la colaboración. Le daremos unas semillas a Agustí para que nos las guarde en su Banco de germoplasma, semillas de Ciencia, Divulgación y Conservación, ya que los tres pilares sobre los que se asienta el IAN son los mismos que persigue este ambicioso proyecto en Olarizu. Por si las moscas.

Texto y fotos de Carolina Larrosa y Brian Webster