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Herbario digital en Sos del Rey Católico

El fin de semana del 8 y 9 de junio el equipo del Herbario digital, formado en esta ocasión por 10 personas, se desplazó a Sos del Rey Católico, en Zaragoza, un precioso pueblo medieval  posado en una colina donde nació Fernando el Católico, fortificado y monumental, para desde allí desplazarnos y estudiar la flora de las sierras circundantes.

El sábado, tras dejar los bártulos en el albergue, se exploró la sierra de Petilla, siguiendo la ruta del monte Selva (1159 m.). Hacía un día muy agradable, con nubes y buena temperatura, estupendo para andar y trabajar. Nos encontrábamos en la frontera con Navarra, entre las localidades de Petilla de Aragón y el monte de Baztanes. En estas soledades, con un paisaje magnífico al llegar a la cumbre y seguir la crestería calcárea poblada de grandes molinos de viento, divisamos en la distancia el pueblecito de Petilla de Aragón, cuna de Ramón y Cajal, y un castillo en ruinas, como únicos lugares edificados a la vista.

Era el dominio del quejigal y estaba repleto de especies en flor que fuimos identificando y fotografiando, en lo que se puede considerar una gran cosecha llena de colorido, belleza y exuberancia. He aquí una muestra de lo hallado en la jornada, en la que hubo muchas ocasiones para hacer unas risas y compartir conocimientos y aventuras:

– Genista hispanica ssp. hispanica
– Teucrium pyrenaicum ssp. guarensis
– Carduncellus monspeliensium
– Sideritis hirsuta
– Cirsium tuberosum
– Inula salicina

– Leucanthemum aligulatum

– Geranium sanguineum
– Arceuthobium oxycedri
– Iris graminea
– Melittis melissophyllum
– Helianthemum nummularium ssp.pyrenaicum
– Stachys heraclea
– Linum viscosum
– Ononis pusilla
– Genista teretifolia
– Tanacetum corymbosum
– Euphorbia minuta
– Cotoneaster integerrimus
– Cotoneaster nebrodensis
-Campanula speciosa
– Atropa belladonna
– Plantago sempervirens
– Acer campestre x monspessulanum
– Crucianella angustifolia

Comimos entre las dos plantas en flor que estábamos fotografiando en esos momentos, entre el amarillo de la Genista teretifolia, un endemismo del norte de España, y las preciosas margaritas del Tanacetum corymbosum, en un rincón que ya habíamos hecho nuestro.

Hubo momentos inolvidables como el descubrimiento de la Campanula speciosa;en un precipicio pedregoso de gran pendiente y bastante inaccesible para el común de los mortales. Sus flores azules y de gran tamaño se distinguían bien y las observamos con los prismáticos mientras consideramos su difícil acceso y el peligro de acercarse hasta ellas. Aunque ya dos voluntarios, ágiles como cabras, se disponían a bajar, conseguimos disuadirlos, y como por arte de birlibirloque, a los pocos pasos en nuestro camino,  apareció una mata de las bellísimas flores azules, que fueron fotografiadas repetidamente y sin peligro.

Otro momento que nos causó a algunos gran regocijo fue el encuentro en la cuneta de la Atropa belladona, en grandes matas en flor, esplendorosas. Hablamos de cómo las mujeres romanas se dilataban la pupila con ella y de su toxicidad.

Todos admiramos la cola plumosa de una gramínea, la Stipa, de la que Pello nos explicó su estrategia reproductora, asombrosa.

Regresamos a Sos cansados y contentísimos con todos los hallazgos y la cantidad de plantas identificadas, y pudimos explorar este tranquilo e interesantísimo pueblo medieval, antes y después de cenar, ya que hacía una noche magnífica. Sus cuestas son empinadísimas, y sus calles incluyen laberintos donde es un placer perderse un rato. Dormimos muy bien en el albergue, en el corazón medieval del pueblo, ya éramos los únicos huéspedes, con mucho espacio a nuestra disposición. Todo era agradable, cómodo y bonito; el trato de la gente del pueblo y del hostal, muy hospitalario. Pello hasta escogió una casa en la judería como sede del IAN, a modo de sucursal en Aragón… Nos sorprendió la tranquilidad del pueblo, su recorrido escultórico dedicado al cine, su belleza austera y minimalista, reconfortante.

El domingo nos hicimos la foto de grupo en el arco ojival de una de las puertas del recinto amurallado de Sos, que algunos abandonamos con pena, y fuimos a Luesia, en la misma sierra, a la cascajera del río Arba, seca y dura para los pies, donde identificamos las siguientes plantas:

– Aegilops triuncialis
– Aegilops geniculata
– Dactylorhiza maculata
– Ononis natrix ssp. natrix
– Medicago lupulina
– Antirrhinum majus
– Echinospartium horridum
– Scorzonera hirsuta
– Euphorbia nicaeensis
– Argyrolobium zanonii

El campo zumbaba de insectos y de perfumes mediterráneos. Los pájaros cantaban sin descanso y las rapaces nos sobrevolaban.

Allí cerca y ya de regreso por la tarde paramos en Uncastillo, otro pueblo medieval, a tomar algo y despedirnos de la comarca de las Cinco Villas, en cuyas soledades fuimos felices, sin duda, trabajando en equipo, en libertad y al aire libre, al final de la primavera.

Texto y fotos plantas: Carolina Larrosa
Foto grupo: Pello Urrutia