Con sol radiante y brisa fresca soplando del mar comenzamos la jornada paseando por las dunas de la Playa de La Arena. Allí estrenamos el recorrido botánico observando las primeras plantas colonizadoras del arenal y admirando sus astutas estrategias para combatir las duras condiciones del entorno: fuertes rizomas para sujetarse a un sustrato tan inestable como la arena, hojas carnosas o recubiertas de ceras para retener el agua…
Atravesamos las dunas apreciando algunos de los principales factores que amenazan con degradarlas, como la presencia de varias especies de plantas invasoras, y llegamos a la marisma del Río Barbadún. Allí estudiamos un ecosistema diferente, marcado por las mareas, donde conocimos especies tan fascinantes como las del género Limonium ¡cuyas hojas poseen glándulas expulsoras de sal!
De golpe se levantó un fuerte viento y el cielo se tornó gris con las nubes entrantes del norte, pero la amenaza de lluvia no hizo flaquear a los valientes expedicionarios que, tras reponer fuerzas en el barrio de Pobeña, continuamos monte arriba hasta alcanzar el acantilado. Allí agotamos la última parte de la excursión, maravillándonos con las especies capaces de desarrollarse en un lugar casi carente de suelo y fuertemente azotado por el viento.
Gracias Bea, Antonio y Ramon por abrirme los ojos al mundo de la flora costera. Una salida muy bien preparada! maria
Fue una salida muy bonita y la foto de grupo en el acantilado también.
Gracias, Teresa.