Por fin llegó el verano y ese sábado de julio con su salida bienal de Odonatos que los asiduos esperamos con verdadera ilusión tras dos años oteando las aguas e intentando identificar caballitos del diablo y libélulas verdaderas, como nos ha enseñado Josean, claves en mano. Algunos necesitábamos un repaso urgentemente.
Había además tres personas nuevas en el grupo de 15 que enfiló en Delika, por el camino del Infierno, nombre del bar del lugar que pasamos alegremente, hacia el agua cercana. Hablábamos del tiempo, que resultaba fresquito, y del viento, que tan poco gusta a las libélulas, y mirábamos con ansiedad el cielo. Josean nos empezó a explicar en un claro, con ayuda de varias tabletas y buenas fotos de las libélulas alavesas, lo que podíamos esperar ver y encontrar. En ello estábamos cuando se abrieron los cielos y comenzó el diluvio. Corrimos de regreso a refugiarnos en el Infierno, tan a mano y acogedor, donde seguimos con el cursillo, alrededor de un café, haciendo incluso unos ejercicios de identificación muy entretenidos. Los nuevos salieron de allí preparados para los siguientes destinos.
Nos acercamos a la balsa de la Rondina, aprovechando que había escampado a mediodía, y allí bajo la Peña de la virgen de la Antigua y las montañas azules de la zona, entre Delika y Orduña, revoloteaba el Anax imperator, y buscando mucho y usando el cazamariposas pudimos observar de muy cerca otros tres géneros: Coenagrion scitulum, Ischnura graellsii y Platycnemis latipes.
Josean nos llevó a comer a un rincón muy especial y adecuado par ver Odonatos: la fuente de la teta. Había merendero, fuente y riachuelo además de un precioso estanque donde se reflejaban los grandes árboles. Allí fue donde vimos el Calopteryx virgo, ya que la salida estaba centrada en los Odonatos fluviales y este caballito del diablo es grande y de una belleza espectacular. Sólo había un ejemplar porque el tiempo estaba fresquito, pero empiezo a sospechar que Josean les silba y vienen… También aparecieron Coenagrium mercuriale,
que es además raro, Ceriagrion tenellum y larvas de Libelula depressa.
Para terminar ya en Vitoria, nos acercamos a las charcas de Zabalgana donde avistamos Lestes sponsa y Sympetrum meridonale.
Sin duda, tras este estímulo, los participantes mantendremos los ojos abiertos a estas fascinantes criaturas en los días cálidos del verano, cuyas costumbres y peculiaridades no dejan de interesarnos y ya sabemos como se las gastan a la hora de aparearse.
Texto y fotos: Carolina Larrosa