VISITA A SANTOÑA

El domingo 20 de enero de 2013 mientras nos atábamos las botas y cerrábamos las mochilas antes de salir de casa, un fuerte chaparrón caía sobre Vitoria. A más de uno se le pasó por la cabeza quedarse sentado en el sofá viendo a las agujas colinegras en la guía de aves. Pero los 13 valientes cogieron su paraguas y se dirigieron a Santoña contra viento, marea y copos de nieve que también caían en Altube.
Si Brian no hubiera sido amante de las aves y hubiera sido el hombre del tiempo, tendríamos el pronóstico asegurado. Un arco iris doble sobre el mar nos abrió la puerta de Santoña.
Pajareros de todas las edades disfrutamos mucho en las maravillosas marismas, cuya luz lo cambia todo nada más llegar.  Echamos una ojeada por el puerto pesquero y enseguida comenzaron una serie de chaparrones que nos obligaron a buscar refugio. Encontramos hospitalidad inesperada en la plaza de toros, a donde se nos invitó a entrar y subir a la galería cubierta más alta, una atalaya privilegiada sobre el puerto. Desde allí vimos a los cormoranes intentar secarse al aire, e incluso darse un chapuzón, en cuanto la lluvia amainó. El tiempo se volvió soleado y espléndido al mediodía y nos dispusimos a explorar  los numerosos puntos de observación del Canal de Boo donde los zarapitos reales y trinadores hicieron nuestras delicias. Paseamos mucho, tranquila pero incesantemente por paisajes de barro y limo, de colores sorprendentes, con su vegetación y fauna marismeña, descubriendo a los correlimos y los archibebes, al chorlito, al ostrero y a numerosos patos, como el porrón europeo, el somormujo lavanco y los zampullines cuellinegro y chico. Sus incursiones buceadoras y pescadoras nos entretuvieron tanto como las de las garzas, garcetas y garcillas; estábamos siempre alerta para ver también alguna espátula, lo que conseguimos, ya que son una de las atracciones de esta época en Santoña.
Comimos en el observatorio de La Arenilla y repusimos fuerzas sin dejar de mirar en ningún momento la marisma.
Descubrimos un cisne solitario y también unos cuantos alcaravanes en un prado, ave esteparia que uno no espera encontrarse en las marismas.
Gaviotas y charranes campaban a sus anchas y avistamos alguna lavandera también. Al llegar la puesta de sol nos pilló en un enclave espectacular de Santoña, el monasterio de Montehano, donde nos sorprendieron las primeras prímulas del año, madrugadoras y espléndidas, y la última luz de la tarde. En ella descubrimos un alca, avistamiento que hizo nuestras delicias y coronó una jornada invernal inolvidable entre el mar y la tierra, siempre con alas y amigos.
Texto: Arantxa Marcos y Carolina Larrosa
Fotografías: Carolina Larrosa
Listado de avistamientos
– Cormorán moñudo – Cormorán grande (sinensis)
Aguja colinegra
– Zarapito real – Zarapito trinador
– Tarro – Pato cuchara – Silbón europeo – Porrón europeo – Somormujo Lavanco – Zampullín cuellinegro – Zampullín chico
– Garza real – Garcilla Bueyera – Garceta común – Espátula
– Ostrero
– Colimbo ártico – Colimbo grande
– Correlimos común – Archibebe claro – Archibebe oscuro – Chorlito gris
– Alca
– Alcaraván
– Lavandera blanca – Lavandera cascadeña
– Charrán patinegro
– Gaviota reidora – Gaviota patiamarilla – Gavión
– Cisne
– Busardo ratonero
– Halcón peregrino

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