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El Desconocido Valle de Lana, en la Sierra de Lokiz, Navarra

Comenzó la temporada de salidas oficiales del grupo de botánica dedicado a nutrir el Herbario digital Xabier de Arizaga el último domingo de mayo con una salida fascinante al monte Arnaba, ascendiendo desde Narcué, uno de los  cinco pueblecitos sembrados en este valle secreto, recoleto y ahora tapizado de verde y de flores, el valle de Lana, en Lokiz, muy cerca de la frontera con Álava. Se le conoce también por allí como valle de los rusos porque se llenaba de nieve en invierno y se quedaba totalmente incomunicado, como si fuese Siberia…

Tuvimos la suerte de que un socio del IAN con casa en Narcué se había ofrecido a hacernos de guía en la ascensión al monte Arnaba y nos condujo alegremente por el mejor camino del bosque hasta los altos del circo rocoso y calizo donde pasaríamos el día recorriéndolo y explorando. El, claro, no sabía lo que le esperaba. Un valiente guipuzcoano que también disfrutó mucho con la floración espectacular del praderío y el roquedo en mayo.

 

 

Era muy temprano y el día estaba aún fresco y soleado.  Nada más arrancar la ascensión desde Narcué surgió la perla de los descubrimientos botánicos del día:  apareció una planta parásita del enebro, la Arceuthobium oxycedri, a 782 metros de altura, algo inesperado que hizo exclamar mucho a Pello y a su descubridor, Antonio, con su ojo de halcón, que no se le escapa una. No estaba en flor, es pequeña y además, verde sobre verde. Ninguno de los demás la hubiéramos mirado dos veces—adjunto foto—  Pues bien,  hay que regresar cuando esté en flor; pequeña pero matona. Desde ahora vamos a mirar los Juniperus oxycedrus con otros ojos, mucho más atentos.

El monte Arnaba resultó ser un quejigal con boj  que en las alturas se convirtió en un hayedo con boj. La gran panorámica sobre el valle de Lana, con la sierra de Cantabria al fondo y su León dormido, también nos permitía observar todos los pueblecitos del valle y el carrascal con boj que habíamos dejado atrás al salir de Narcué. Pello se prometía visitarlo por la tarde pero los altos de nuestro impresionante roquedo calizo dieron para ocho horas de recorrido,  y con vistas en su cima hacia el otro lado del monte: el valle de Larraona.

El camino y las rocas de las alturas estaban tapizados con las flores de sus plantas. Los azules y morados ganaban por goleada, pero nos retratamos al lado del guillomo en flor, que junto con el espino albar cubren los lugares de blanco níveo. No os quiero dar más envidia porque en realidad el trabajo del botánico es arduo y no consiste en quedarse mirando esas flores y plantas embobados mucho tiempo, que ya las tenemos introducidas y bien documentadas en el Herbario, sino otras menos fáciles y por cuyo descubrimiento nos habíamos subido hasta allí y pasamos la tarde andando sobre graveras empinadas por las que al final del día hubo que bajar resbalando, algo agotador.

En los momentos de más peligro y mayor tensión nerviosa por el cansancio, algún botánico me decía: Carolina, mira, mira el serbal en flor, allí, detrás de aquellos árboles, como si una pudiese despegar la mirada del suelo, siempre a punto de desamorrarme en esos trances. Al final me tuvo que ayudar una familia de montañeros que pasaban por allí y que me adoptaron.  Gracias a Antonio que apareció a buscarme, ascendiendo de nuevo por la agotadora cuesta de la gravera,  y llevarme donde los demás, que son como cabras, ágiles y flexibles, siempre jóvenes cuando se trata de tirarse por sitios donde el  mismísimo alimoche nos miraba, curioso, cerca , cerca. Era un pollo de cuidado.

 

 

Fue inolvidable, en verdad, y como ya dije antes, hay que volver a intentar cazar en flor a la parásita aquella. Además en la gravera, hábitat muy duro para cualquiera, Pello descubrió otra planta interesante pero no pudimos fotografiarla porque en ese momento estalló la tormenta que habían anunciado para horas antes y que tuvo la decencia de esperar hasta muy tarde y refrescarnos aquel sudor de la ardua bajada.

Llegamos a casa doce horas después de haber salido, con dolor  de rodillas y de pies, felices y con los ojos llenos de flores montanas de mayo, directos a la cama, seguro, aunque a Pello le dio tiempo y ganas, no sé como lo hace, en verdad, de mandarme esa misma noche  la lista con las plantas nuevas del día, fotografiadas para el Herbario, ordenadas por alturas y hábitats. Las adjunto al final y os aseguro que  las recuerdo como si fuesen primas nuestras de un pueblo lejano, a quien no ves todos los años por ello, ya que cada planta logró hacer corrillo a su alrededor y nos hincó de rodillas con las narices metidas en el prado, en las rocas, en el cáliz con insecto, y ese fue nuestro descanso. Y es que, como decía Ernestina Campucin, “¡Es tan fácil atar el corazón con flores! “

Y aquí están esas que ataron el nuestro y fotografiaron nuestros botánicos con el rigor y el mimo que les caracteriza, todas a gran altura, llegando hasta los 1.200 metros del inolvidable monte Arnaba, pero cubriendo su diferentes hábitats:

 

– Medicago suffruticosa
– Iberis sp.
– Androsace villosa
– Arum cylindraceum
– Cerastium arvense
– Pedicularis comosa ssp. schizocalyx
– Scrophularia crithmifolia ssp. burundana

Veréis si lo consultáis, que ya están incorporadas al Herbario digital.

Carolina Larrosa

Un paseo botánico por Cádiz (Canutos, Playas y Alcornocales)

Hola de nuevo a todos los amigos del IAN.

Heme aquí, un año más, para contaros las peripecias de la salida extraordinaria del Herbario a la provincia de Cádiz. En esta ocasión, la salida se realizo del 6 al 14 de febrero y el objetivo eran los canutos de Cádiz, bosques de ribera en valles estrechos y húmedos propicios para los helechos y plantas endémicas, relícticas  y asociadas a la laurisilva, últimos reductos de estas especies en el entorno mediterráneo predominante. También visitamos las playas, pinares y alcornocales del extremo sur peninsular.

El grupo lo componíamos Pello al mando y organización, José Ramón como experto fotógrafo y botánico y yo en mi papel de ayudante para todo, aprendiz y cronista.

Partimos el sábado 6 a las 5 de la madrugada y, en un pispas, pasando por Burgos, Valladolid y bajando por toda la Ruta de la Plata, llegamos a Sevilla, donde comimos y por Algeciras nos vimos en Tarifa a las 5 de la tarde; 1100 Km sin darnos cuenta.

Toma de posesión del apartamento, cena y reposo del guerrero (botánico).

PRIMERA JORNADA


El domingo 7 se levanto con lluvia fina y persistente, pero, confiando en nuestra buena estrella, fuimos hacia Los Barrios y paramos cerca del canuto del arroyo Chocolatero. Fue llegar y parar la lluvia, así que nos metimos en el canuto y en faena. Nada mas empezar, vimos el Arisarum proboscideum, original por su larga trompa; varios helechos, entre ellos la Davallia canariensis o “pata de conejo”, curiosa por su grueso rizoma que recuerda los miembros de este animal y se adhiere con firmeza a  la corteza de los árboles.

Después de muchas vueltas y revueltas, localizamos el escaso y original Psilotum nudum, el Rusco de Cádiz, Ruscus hypophyllumHedera maderensis y Bellis cordifolia. También fotografiamos la Romulea bifrons y el curioso Solanum linneanum, con frutos de 3 a 5 cm. de forma y color de pequeñas sandías y muy tóxica como otras muchas solanáceas. No pudimos hacerlo con el maravilloso y enorme Rhododendrum ponticum ssp. baeticum, que estaba empezando la floración y nos lo imaginábamos dentro de quince días explotando de color.

Volviendo hacia casa, paramos en el camino   forestal del valle de Ojén y, en los prados de la entrada al parque, vimos el Narcissus papyraceus, ya visto en la salida del año pasado, pero espectacular por sus flores blancas en racimos y su intenso olor.

Llegando a Tarifa paramos en la playa de Los Lances y, en un pinar anexo, vimos la escasa orquídea Gennaria diphylla y la Ophrys tenthredinifera ssp. tenthredinifera.

Preciosa puesta de sol, cena y partidita de cartas con buen gusto de boca (pacharán).

JORNADA DOS

Hoy, según la programación, tocaba playa.

Partimos hacia Bolonia, famosa por su playa y su duna. Caminando por un paseo elevado de madera, entre el mar a la izquierda y un pinar a la derecha, nos detuvimos a clasificar un arbolillo con flores preciosas, el Myoporum laetum, nativo de Nueva Zelanda, pero ya naturalizado en el sur peninsular. Localizamos también en la arena el Senecio gallicus y la Centaurea cf. polycantha. En el pinar florecía la Clematis cirrhosa y en los acantilados vimos el Limonium emarginatum y la Calendula suffruticosa, endemismos del estrecho, también en la costa marroquí.

Marchando hacia Zahara de los Atunes, José Ramón divisó, con su ojo de lince, la Scilla peruviana, preciosa y espectacular por su tamaño y vistosidad. Paramos a comer en una zona militar y allí mismo estaban el Iris cf. xiphium y la Stachys arvensis.

En este mismo lugar, pararon 4 o 5 vehículos y varios paisanos se repartieron por el prado con sacos y azadillas recogiendo alguna planta. Ya picados por la curiosidad, preguntamos a uno de ellos y nos comento que recogían tagarninas, que no son otra cosa que las rosetas basales tiernas de del Scolymus hispanicus, que una vez limpias de sus espinas y cocidas se consumen como verdura en muchas partes de Andalucía y Extremadura; tuvimos ocasión de probarlas más de una vez en diversas combinaciones gastronómicas locales. Vuelta a casa y descanso.

JORNADA TRES

De nuevo, día de canutos (en el buen sentido).

Llegamos a la Sierra de Saldavieja y antes de entrar al arroyo Almodóvar ya vimos la Scilla monophyllos y  la Teline monspessulana. Ya dentro del canuto vimos un precioso helecho, el Asplenium billotii y el Allium triquetrum.

Huída por el foro de reses de la que te previenen los carteles, que nos miraban como al tren y comida en Facinas, muy sabrosa y con tagarninas incluidas.

A la tarde, en plena Sierra de Ojén, nos metimos en un paisaje precioso de alcornoques y robles con espectaculares Davallia epífitas en sus horquillas y con la intención de recorrer el canuto de Risco Blanco, pero por problemas técnicos, nos metimos por otra senda, no alcanzamos el final del canuto, pero conocimos paisajes maravillosos y aprovechamos para fotografiar el Asplenium onopteris .Hay que dejar algo para futuros viajes.

JORNADA CUATRO

El jueves salió con sirimiri andaluz, pero ya José Ramón tenia localizado en los alrededores de la casa el Cynoglosum clandestinum y allí fuimos a fotografiarlo bajo la lluvia.

A continuación cruzamos la ciudad hacia el este y salimos bordeando por la playa; José Ramón decidió quedarse en la playa recogiendo conchas, ya que también es un apasionado de la malacología y vio buenos ejemplares.

Pello y yo cogimos una vereda por el P. N. del Estrecho que, en dirección hacia Algeciras, tenía a la izquierda la montaña, a la derecha el mar con vistas a Marruecos y, enfrente, Gibraltar.

El día no parecía propicio para las plantas, ya que escaseaban y el viento no paraba, pero aún así, vimos dos plantas bonitas, la Romulea clusiana y la Mandragora autumnalis.

Tras varias horas de paseo relajado y después de comer bajo un belvedere azotado por el viento y la humedad marina en Punta Guadalmesí (arroyo de las mujeres, aunque se habían ido), nos metimos hacia el interior de la Sierra de Bujeo y para las 4 estábamos en Pelayo, barrio periférico de Algeciras con tan buena fortuna que, 15 minutos después, pasaba el autobús en dirección a Tarifa.

Dia cansado, pero bonito paseo.

JORNADA CINCO

Amaneció con lluvia torrencial, pero, la intención era visitar Cádiz capital y estábamos resignados a conocer una ciudad famosa por su luminosidad bajo la lluvia, pero ,una vez más, la suerte estaba de nuestro lado, y, al llegar a Conil de la Frontera, en el pinar de Roche, paro la lluvia y todo el día tuvimos un sol espléndido.

En el pinar, un lugar precioso con acantilados de ostras petrificadas, vimos el Myrtus comunis, con su estupendo olor, el Ulex australis, Mercurialis eliptica y el Cistus ladanifer ssp. africanus (posiblemente la única o de las pocas localidades conocidas en la Península).

Una vez en Cádiz, visita a la parte antigua, catedral, teatro romano y mercado central, con abundancia de pescados en calidad y cantidad. Comida, como no con “pescaito frito”.

A la tarde, paseo por el pinar de la Algaida, cercano a la Universidad con preciosa puesta de sol y la Clematis cirrhosa en fruto.

JORNADA SEXTA

Vuelta al canuto. Hoy tocaba el arroyo de la Miel, con espectaculares vistas a Algeciras y África. A pesar de nuestros esfuerzos, no pudimos localizar los helechos citados, pero si localizamos  el Cytisus villosus y una buena cantidad de setas que José Ramón, también afamado micólogo,y  yo recogimos para un buen revuelto para cenar.

La tarde estuvo lluviosa, así que la dedicamos al turismo, compras de última hora y partida de cartas. Había que hacer el equipaje y, la marcha, junto con el clima, nos traía la melancolía.

JORNADA SEPTIMA

Salimos temprano y para las 2 ya estábamos comiendo, de nuevo tagarninas, en mi pueblo natal, Garciaz ,Cáceres. Después de comer, la intención era dar un paseo campestre, pero la intensa lluvia nos lo impidió, así que, descanso, charlas y, por mi parte, visitas a la familia y compra de miel de la zona.

JORNADA OCTAVA

Ya con la intención de volver y, antes de desayunar, nos acercamos a las afueras del pueblo  ya que José Ramón  había visto el día anterior el Cheilantes hispanica y  el Lamium bifidum  y quería ficharlos para el Herbario.

Café con porras y marcha, pero antes paramos en Conquista de la Sierra para ver el Erysimum lagascae y en los canchales de Trujillo, el Narcissus bulbocodium ssp. quintanillae.

Via de la Plata, nieve en Salamanca, comida en Valladolid y a las 5 en Vitoria.

Buen viaje.

RESUMEN

Un año más, estupendo viaje con buenos amigos (incluido el nuevo Dacia) y bellos paisajes de la geografía peninsular. El Herbario se ha enriquecido con unos 60 nuevos pliegos, entre ellos algunos notabilísimos endemismos y hemos conocido lugares magníficos que nos gustaría revisitar en otros momentos. Para los que quieran y puedan, recomendarles Tarifa, Cádiz, sus playas y parques naturales; su gastronomía y ,cómo no, mi pueblo, Garciaz  y toda su comarca natural, Las Villuercas, con sus microclimas, su fauna y su flora.

Texto:      J. P. Solís Parejo

Fotos:      J.P. Solís, J.R. López Retamero y P. Urrutia

NARCISOS DEL SUR Y OESTE PENINSULAR

 
NARCISOS DEL SUR Y OESTE PENINSULAR
(del 7 al 15 de Marzo de 2015)

Estimados amigos del IAN, disculpad la tardanza en relatar la salida extraordinaria del Herbario Digital en busca del narciso perdido, pero todo llega.

PRIMERA JORNADA

Un año más, cuatro socios del IAN, Brian, nuestro presidente,  Antonio González, Pello en la organización, y yo mismo,  relator y logista, nos lanzamos a la aventura de  recorrer media Península para localizar y fotografiar narcisos y otras plantas lejanas.

Partimos  el 7 de Marzo, a las 4 de la madrugada, y tras una pequeña parada para reponer fuerzas a base de torrijas, llegamos de amanecida a Collado Hermoso, en Segovia, con una mañana helada y, después de un paseo por los alrededores,  comprobamos que el campo seguía todavía dormido, y la floración de los narcisos no había  llegado, como era de suponer en esta zona.

Todo seguido, nos plantamos en Peguerinos, bonito pueblo de Ávila. Subiendo un arroyo y por un precioso pinar de  P. sylvestris, no encotramos el N. asturiensis, pero si el tempranero  Crocus carpetanus , además de amables excursionistas.

Un poco desengañados, marchamos hacia Navamorcuende, ya en Toledo ,y comimos en el Piélago. Solecito y vistas preciosas al valle del Tiétar.  Despues de colarnos por una pista forestal prohibida,

1

con la excusa preparada,  ascendimos al Pico de las Cruces, localizamos el N. rupicola (foto 1 ) y la Romulea bulbocodium.

Desde alli y, sabiendo que el camino era largo, fuimos hacia nuestro primer lugar de descanso, Fuencaliente, en la Sierra Morena de Ciudad Real.

Íbamos cansados y un poco mohínos por el escaso botín, pero al pasar por las lagunas de Ruidera, ya atardecido, vimos un espectáculo de documental de la 2, una zancuda contra el sol poniente, y éste enrojeciendo toda la laguna. Eso bastó para animarnos en el camino a Fuencaliente, famoso por su balneario y sus pinturas rupestres.

SEGUNDA JORNADA

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Ya bien desayunados y descansados, en el mismo término municipal, en Sierra Morena, en las Vaquerizuelas, vimos el N.triandrus ssp. pallidulus, el  N. bulbocodium y el híbrido de ambos,el N.x rozeirae. (foto 2) . Punto a nuestro favor.

En el mismo paraje, y siguiendo el arroyo de las Ollas, justo al llegar a su nacimiento, en lo alto de una cascada y entre las rocas, apareció el maravilloso endemismo que buscabamos: N. muñozii-garmendiae (foto 3).Como diría nuestro amigo Jose Ramón : ” essspec-ta-cular.”

3

Marchamos hacia el monasterio de Santa María de la Cabeza  (foto A) y, después de un par de vueltas por sus alrededores, comprobamos que estaban ya marchitos los narcisos que íbamos a ver, excepto el N. jonquilla, ya localizado el año pasado. Allí mismo comimos, con vistas a Sierra Morena, un comedor panorámico.

Partimos hacia el siguiente destino, Riofrío, en plena sierra de Cazorla, cerca del Parador Nacional.Según íbamos bordeando la sierra, el aire alrededor se puso amarillento, debido a la puesta del sol en el horizonte y todo alrededor parecía dorado, el aire, los olivares y la montaña.Con esta imagen llegamos a un apartamento en Riofrío. Buena cena y a dormir.

A

TERCERA JORNADA

B

Amaneció el día con un grado bajo cero, pero los paisajes de olivares nos calentaron. Subimos hacia el Parque Nacional de Cazorla (foto B) y en el paraje de Fuente de Acero, entre pinares de P. nigra, se nos acercó un  zorro con su espléndido jopo, que, dando vueltas alrededor, parecía reclamar el tributo por visitarle: en cuanto le dimos unos pedazos de pan, nos ganamos su confianza.

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Allí mismo localizamos el N. hedreanthus (foto 4) y bajando hacia el arroyo Guadalentín, el N. longispathus (foto 5), que justo estaba empezando la floración.

Después de comer, dimos un paseo por un barranco cercano al nacimiento del Guadalquivir, la Cerrada de Utrero y vimos la Scilla reverchonii. Nos quedaba un largo camino por delante y partimos hacia Ronda, no sin antes parar enfrente del pueblo de Cazorla para despedirnos de él.
Llegamos ya bien anochecido a Ronda y, aunque cansados enseguida vimos que era una ciudad preciosa .  Mañana sera otro día, pensamos: hoy toca descansar en el céntrico Hostal Virgen del Rocío, regentado por un andaluz de Zaramaga.

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CUARTA JORNADA.

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Saliendo temprano, nos acercamos a la sierra de las Nieves, y allí, entre corzos y roquedos calizos, localizamos rápidamente el N. assoanus y el  N. bujei  (foto 6) y en en lo alto de la sierra, un viejo pinsapar; un paisaje único en toda la Península.

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A la tarde, fuimos, tras un viaje por caminos de cabras, a los Llanos de Líbar, un valle precioso con un fondo amplio y totalmente llano. Después de comer debajo de una colosal encina (foto C), recorrimos todo el valle con un paisaje de praderas verdes, arroyuelos serpenteantes, manadas de caballos, cortijos y vetustas encinas. Allí localizamos el N. cerrolazae (foto 7), Iris planifolia y Viscum cruciatum, con bayas rojas.Bajamos de nuevo hacia Ronda y descansamos.

C

QUINTA JORNADA

D

Hoy, para relajarnos, sobre todo del esfuerzo de los viajes, damos un paseo mañanero por Ronda (foto D), y quedamos impactados por la belleza de la ciudad y su paisajes al amanecer.

8

Partimos y, ya pensando en el sur de Portugal, paramos en Montecorto, Málaga, donde cerca del pueblo, localizamos el N. papyraceus (foto 8),  con sus vistosas y olorosas flores blancas .También visitamos al N. cerrolazae, en su localidad clásica, la Barlia robertiana,y la escasa Triguera osbeckii.
Seguimos viaje y ,ya en Huelva, al lado de la desembocadura del rio Piedras y después de muchos paseos, vemos el N.x wickertii (foto 9), con sus “padres” N. papyraceus y  N. gaditanus.

9

Como íbamos un poco apurados de tiempo, aceleramos hacia Portugal, pero ya anocheciendo, nos detenemos en Albufeira, subimos hasta el castillo árabe de Paderne y, bajando hacia el arroyo que lo circunvala, debajo de un puente romano y en un momento mágico (foto E), vemos el notable endemismo del Algarve N. wilkommii (foto 10), al que tuvimos que fotografiar con flash ya que se nos hizo de noche. Un día fructífero en el que éste último narciso parecía decirnos: “Bem-vindo a Portugal”.

10
 

 

E

 

F

SEXTA JORNADA

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Ya en el cabo de San Vicente (foto F), el día salió fresco, brumoso y con un poco de viento, pero con vistas maravillosas desde el córner SW de la Península. Además vimos el N. obesus (foto 11) y la Cerinthe gymnandra.

Subiendo hacia el norte y, para desengrasar de narcisos, en Aljezur, cerca de la playa, vimos la  Orchis italica, la  verdadera Ophrys tenthredinifera , la  Scilla monophylla y el eléctrico color azul de la Lithodora lusitanica.

G

Al llegar a  la península de Troia, atravesamos la desembocadura del Sado, en un ferry (fotos G y  H) con el sol entre brumas, pero todavía, y  ya anocheciendo, subimos a la sierra de la Arrábida, donde vimos la Gennaria diphylla. La tripulación estaba a punto de amotinarse y nos retiramos por babor. Llegamos agotados al camping donde descansamos esa noche.

H

SEPTIMA JORNADA

La mañana salió fresca, pero nada más desayunar, salimos hacia Ferreira do Zezere y justo al lado de

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su cementerio, y sin confundirnos, vimos el N. confusus (foto 12), el más grande del viaje, y un poco más adelante el N. triandrus ssp. lusitanicus (foto 13).

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Ya en Carregar do Sal y al lado de la carretera, vemos el los N. scaberulus, N x carringtonii y el N. triandrus ssp. triandrus, con su intenso olor. (foto I)
Anocheciendo, atravesamos el Miño y llegamos a Ribadavia, donde aprovechamos para reponer fuerzas con pulpo, anguilas y ribeiro. Todo muy rico.
A descansar en la casa familiar de Antonio, en Veronza Mayor, pueblo granítico y precioso de la Galicia profunda.(foto J)

J

 

I

OCTAVA JORNADA

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K
Esa misma mañana, ya localizamos en Prexegueiro, al lado del rio Cerves el N. cyclamineus (foto 14),  único por su forma estilizada. Volvemos a verlo en A Franqueira, destacado hito del camino compostelano, donde también es digno de verse su  precioso templo medieval y su clásicos hórreos, todo en su personal granito.
La tarde la dedicamos al “turisteo”, dando un tranquilo paseo por Ribadavia, (foto K) con su castillo,y su antigua judería, donde Pello volvió a saludar a una anciana que regentaba una pastelería de dulces sefardíes y que veinte años atrás conoció en otro viaje. (foto L).
L

NOVENA JORNADA

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Ya nos levantamos con Vitoria en nuestro ánimo, pero aún paramos en A Gudiña, y al lado de la estación vimos el  N. asturiensis ssp. asturiensis (foto 15) , que todavía conservaba la escarcha de la mañana y, en Pradorramisquedo, Viana do Bolo, el  N. bulbocodium. Paramos a comer en Sanabria y, como de costumbre , en Pancorbo, para ir aclimatándonos. De noche, también como es habitual, en Vitoria y cada uno a su casa.

Posdata

Este viaje, aparte de pasármelo estupendamente, me ha servido para comprobar varias cosas:
que los narcisos son preciosos y diversos; que los paisajes de España y Portugal son espectaculares; que Antonio es un estupendo anfitrión, y no lo digo solo por el orujo y el ribeiro; que Brian es un gran y paciente conductor y que Pello es un maestro organizando este tipo de viajes (4000 km) .

Los detalles técnicos, en el Herbario.

Un saludo para todos

Juan Pedro Solís