Javier Elorza nos llevó a conocer todos los rincones y calles del casco histórico. Hasta se encontró con dos de sus hermanos a la hora punta del vermú, en el que las plazas soleadas se llenaron de paseantes. Admiramos juntos la espectacular torre de Onartz y nos relajamos en su jardín histórico, donde se alza un maduro y altísimo Magnolio, árbol singular y enorme, un magnifico ejemplar de Magnolia grandiflora.
En las plazas, entramos en algunos bares a reponer fuerzas y la mañana se fue deslizando entre intensas charlas y paseos hacia el río Deba. Pero antes, otro hito de esta villa ilustrada e innovadora, el abrazo de Bergara, el tratado de paz que puso fin a la primera guerra carlista, modelo de resolución de conflictos, y que se conmemora con un memorial en el palacio Urrutia-Espila, donde se firmó la paz. En la puerta, dos de nuestros botánicos, Pello Urrutia y Javier Elorza, emularon el hecho y sellaron su longeva amistad y ausencia de carente de conflictos bélicos con un abrazo solidario, que, por supuesto, fotografiamos. Lo estábamos pasando en grande.